jueves, 10 de abril de 2008

Toys R'Lyeh: Juguetes para todos

No estamos en época de regalos. No es Navidad. No es verano. No es nuestro cumpleaños.

Pero somos frikis. Y como buenos frikis no necesitamos excusas para comprarnos un regalo a nosotros mismos. Como dice el agente Cooper, de vez en cuando hay que darse un un homenaje.

Y desde un tiempo a esta parte se me han encaprichado el sofá Jabba y la figura articulada de tamaño real de Leia esclava. Conseguir el sofá Jabba fue fácil, sólo tuve que mover hilos, usar a mis contactos en la CIA, cobrarme un par de favores que me debían ciertos presidentes de estado, asesinar a un par de peces gordos corporativos, cambiar de nacionalidad tres veces para dejar un rastro falso y finalmente ir a recogerlo a un polígono industrial de Alcorcón. Pero la figura de Leia fue mucho más difícil.

Me recorrí todas las tiendas de la milla friki, una por una, y nada. Busqué en el Rastro, en bazares y en mercadillos de pueblo. Nada. Fuí a la sección de ofertas del Carrefour, a almacenes de venta directa de productos frikis y a la sala llena de cajas de Indiana Jones. Tampoco. Probé con el mercado negro de los bajos fondos de Chiba City y con las subastas clandestinas de un jeque de los Emiratos Árabes Unidos. Una pérdida de tiempo. Seguí varios soplos que decían que había tres copias. Una en un templo budista de las junglas Malasia, otra en la cabaña de un viejo pescador borracho de Kaiau Kona y la tercera en el campamento de un grupo nómada de Mongolia. Ninguna de ellas lo era realmente. La de los budistas era una representación de Shiva añadiéndole varios brazos a una figura de Wendy O Williams, la del pescador hawaiano era parecida a la que yo buscaba pero de Witchblade y la de los nómadas mongoles era solamanete el desaparecido robot Philip K Dick. Las tres cosas molaban, pero yo seguí a lo mío, porque no era eso lo que estaba buscando.

Al final ya, desesperado, tuve que recurrir al recurso extremo. Sólo había un sitio donde podían tenerla: En los grandes almacenes de la temida ciudad de R'Lyeh, donde nuestro señor Cthulhu espera jugando al munchkin dormido. Así que cogí la camioneta, le quité todo el equipo informático de la parte de atrás para poder cargar la figura y me fuí para R'Lyeh.

Una vez allí no tenía ni idea de adonde ir. En cuanto pregunté, un amable profundo me dijo donde podría conseguir la ansiada figura. Seguí sus indicaciones y allí estaba: la mayor juguetería del mundo.


Una tienda repleta de ediciones limitadas, packs del coleccionista y otras suculencias similares. Y allí, por fin, tenían la figura articulada de Leia esclava en tamaño real. Total, que la compré, la cargué en la camioneta y me vine de vuelta a la base secreta de Sima de Rol.

Y resulta que según vengo por la carretera, veo que ahora el Toys R'Lyeh se ha convertido en franquicia y nos han puesto uno al ladito de la base.


En fin, ahora todo el mundo puede acceder a material friki de primera a sólo unos metros de su casa, pero yo me tuve que ir hasta la ciudad muerta. Por lo menos pude utilizar mi habilidad de 12 en Conocimiento de Idioma Profundo...

5 cosas (no) relacionadas:

Khazum dijo...

Jaja, pero y por que el slogan sigue siendo una jirafa?

Nimendil dijo...

Porque no había presupuesto para cambiarlo...

Ki dijo...

puto presupuesto

Khazum dijo...

Joe, ¿Tanto cuesta poner una carita de Lovecraft o unos tentaculos cthulhulianos?

Nimendil dijo...

A ver si te voy a meter yo a tí los tentáculos cthulianos por el occipucio...

Comenta con nosotros. Hasta el pequeño Cthulhu lo hace desde su nuevo móvil con tecnología 3G.

Comentad, comentad. Cuanto más comentéis, antes volverá Cthulhu desde su encierro abisal en R'Lyeh.