Las Vírgenes Suicidas (1999)
El otro día volví a ver Las Vírgenes Suicidas. Lo hice porque cuando la ví por primera vez hace bastantes años me gustó. Y ahora quería verla a sabiendas de que era el primer largometraje de Sofía Coppola y para hacer un análisis algo más crítico. El resultado fue que la peli me siguió gustando pero no dejó de parecerme un poco floja, superficial e inconexa. Las imágenes de sueños o ilusiones se intercalan sin motivo, y las de adoración a Kirsten Dunst son demasiado frecuentes y excesivas. Los motivos del suicidio tampoco quedan claros (supongo que sí lo harán en la novela de Jeffrey Eugenides en la que se basa el guión); los padres no son excesivamente estrictos, las chicas causan fascinación a todos los chicos del barrio, son atractivas, sonríen, se divierten... y otra de las cosas que no queda claras es la actitud de los chicos que narran la historia, aunque esto se puede atribuir a la estupidez de la edad o simplemente a las estructuras cerebrales limitadas del género masculino (con perdón): ¿porqué no hacen nada para ayudarlas?
En definitiva, para ser la primera película podría estar bien, pero una producción excesiva hace que deje de ser una película sencilla de iniciación y se convierta en una entrada con pretensiones en el mundo del celuloide.
Lo que más me gusta de la cinta son las imágenes, poéticas y con un color desvaído y pastel acorde con la conseguida ambientación y vestuario de los años setenta. Y por supuesto un hortera y jovencísimo Josh Harnett que no tiene desperdicio.
Con todo esto Las Vírgenes Suicidas es una película entretenida y no muy larga, ideal para una tarde de verano, aunque difícilmente admite un segundo visionado.