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lunes, 6 de julio de 2009

CN: Rescate de 1 persona


Buenas tardes. Nimendil sobre las teclas. Hoy tocaba una crónica de Hada sobre el concierto de Neil Young, pero, una vez más, los compromisos laborales de su ajetreada vida le ha impedido llegar a tiempo a publicarla.

Para salvar el día, aprovecho, me explayo sobre la anécdota que contaba el otro día y de paso os muestro este documento inédito (ver principio del post). La noche del domingo en que volvimos del Metalway, los hados se confabularon para impedirme disfrutar de mi merecido descanso del guerrero.

Subía yo a mi ático situado en una de las mejores calles de la capital, una de tantas residencias de lujo de las que dispone Sima de Rol para sus empleados. Acababa de darle un agradable paseito a mi poderosa perra de guerra y volvía tan contento, para por fin echarme a dormir.


Todo estaba normal. Otis, el vigilante nocturno, me abrió la puerta y me sonrió, como siempre. El ascensor estaba ya abajo y me metí dentro. Comencé a subir. Y a mitad, entre dos pisos, va y se para. ¡Por todas las pifias, estaba atrapado! Toqué la alarma, pero nadie pareció escucharla.

Llamé al pinganillo de seguridad, y después de una eternidad me contestó una señorita. ¿Está usted atrapado? No, verá, es que llamo porque me han dicho que es usted muy simpática. Tiene narices, la tía. Antes de que tuviese tiempo de preguntarme nada más, le solté una descripción totalmente detallada de mi situación. Me faltó decirle que en esas circunstancias sólo podría sobrevivir 1d4 días. Pero aún así se quedó muy impresionada de lo rápido que había analizado yo la situación. Je, para algo sirve ser jugador de rol.

Al final la tía accedió a enviar un equipo de rescate en mi busca y cortó la comunicación. Ni siquiera se quedó a darme conversación. Yo me senté a esperar. La perra se sentó a esperar. La posición sentado prontó se convirtió en recostado y en unos minutos era "tumbado en la medida de lo posible". Y me quedé frito.

Una hora de reloj más tarde alguién abrió la puerta. Ya puede usted salir. Uy, ¿el perro muerde? Pues en condiciones normales no, pero con el cabreo que tenemos ambos es posible que te coma un brazo o dos. Al final salí yo con una tirada de contorsionismo y después bajé a la perra. El tío, porque el "equipo de rescate" era un sólo tío, me hizo firmar el papeleo (ver documento adjunto).

Rescate de 1 persona puso el tío. ¿Y la perra? le dije, ¿es que no cuenta? Debería escribir usted rescate de 1 persona y 1 perro, para que luego coincidan nuestras declaraciones. El hombre me explicó de la manera más amable que pudo que es que no iba a haber declaraciones y que esto era algo rutinario, que lo hacía varias veces todos los días. Y no sé porqué tuvo que ser tan especialmente hiriente cuando me desmintió que a pesar de haber estado una hora atrapado en el ascensor, la gente no pasaría a considerarme el John McClane del siglo XXI. Que capullo.

Al final todo se solucionó bien. Tuve que subirme andando toda la escalera, con lo cansado que estaba, pero llegué vivo. Me tiré a la cama tal cual había llegado y dormí toda la noche de un tirón.


Y eso es todo. Ya habéis visto lo peligrosos que pueden ser los ascensores. Y también habéis visto como se puede exprimir una anécdota que ya has contado antes para crear un post de 10 párrafos. Fascinante. Por mi parte nos vemos el jueves.


PS: Con todos estos días que he estado fuera, por lo del Metalway y el viaje de recreo de la Asociación Pifia, estoy un poco descolgado de la red. Me iré poniendo al día en cuanto pueda. El lector de feeds me indica que tengo 1000+ artículos pendientes. Ya me los iré leyendo y pasándome por los blogs amigos a comentar. Dadme tiempo.

jueves, 25 de junio de 2009

CN: Rock and roll dreams come true

Saludos, queridos amigos. Hoy es el último jueves de Junio. No sé vosotros, pero yo llevo ya unos días sintiendo una llamada. Al principio fue muy suave, como el retumbar de una lejana tormenta. Pero poco a poco se hizo más fuerte, como el bramido de los dragones en las montañas. Cada vez era más intenso, parecido al rugido de mil harleys avanzando hacia mí en la noche. Y finalmente el sonido que me llamaba, cual místico reclamo, culminó en un atronador acorde de guitarra, trémolo poderoso, que hizo vibrar mi corazón.

Último jueves de Junio. Es una calurosa noche de verano, la playa sigue ardiendo y una tenue niebla se extiende sobre la arena. Las olas golpean contra la orilla, una tras otra, resonando con el mágico sonido de un riff de rock and roll. El agua baña la punta de mis botas y me contagio de esa energía.

Último jueves de Junio. No puedo esperar más. Monto en Cólera, mi veloz caballo, y cabalgo. Cabalgo siguiendo la dirección que me dicta esa llamada, ese impulso fiero que siente mi corazón. El caballo cabalga, bravo e indómito, golpeando el suelo. Y el ruido de su galope suena fuerte en la noche, con la potencia de una batería, como si cada una de sus patas no golpease el suelo sino la ruda piel de un doble bombo.

Último jueves de Junio. Llego hasta el camino gris que en un tiempo los hombres llamaron autopista. Desmonto de mi exhausto caballo y monto ahora en mi fiel harley. El motor ruge furioso y mi melena ondea al viento. Más que rodar parece que vuelo sobre la senda de asfalto. El motor ruge furioso, si, y su rugido imita la voz de las cuerdas de un bajo al ser golpeadas con fuerza por unos dedos de hierro.

Último jueves de Junio. Llego por fin al origen de la llamada. Ante mí se alza un castillo rebosante de magia. La disposición de sus torres le dan el aspecto de una enorme guitarra, y de su interior emana la música maravillosa que mi corazón anhelaba. No estoy sólo. Otros guerreros han sentido también la llamada y ahora se congregan frente al castillo admirándolo maravillados.


Último jueves de Junio. Corro. Corro hacia el castillo, poseido por una fuerza que nunca antes había sentido. Y no corro sólo. Todos los hijos del metal allí reunidos, mis hermanos y hermanas, siguen mi frenética carrera. Nuestros pasos repiquetean en los escalones que llevan hacia la torre. Y su sonido es como el de un salvaje punteo, como si cada una de nuestras botas no golpease el suelo sino las cuerdas de acero de una telecaster cromada.

Y por fin llegamos. Todos juntos, como un solo hombre, franqueamos la puerta del mágico castillo. Estandartes de poder cubren las paredes, y allí, sentado en su trono, está el gran rey del rock and roll. Esperándonos. Y sus dedos corren por el mastil de una guitarra en llamas. Esperándonos. Y su alma de metal brilla iluminando la noche. Esperándonos. Y su corazón de hierro late con fuerza, recogiendo en su latido el de todos nosotros. El latido de todos los que escuchamos su llamada. El latido de todos aquellos a los que él ha estado esperando. Hasta hoy. Porque hoy es el último jueves de Junio.


Y con el último jueves de Junio llega la hora del metal. La hora del rock. Y por ello, desde Sima de Rol, presentamos una nueva entrega del Ciclo Metal de Fantasía. El ciclo que nos llevará a recorrer los caminos conjuntos de la fantasía y el heavy metal. El ciclo que nos abrirá las puertas del mundo mágico que combina la espada y brujería con la más poderosa música que crearon los dioses. El ciclo que inflamará nuestra imaginación con prodigios y aventuras mientras colma nuestro espíritu con la pureza del metal. El ciclo que nos hará caminar de la mano con la épica y el rock.


Cada jueves de verano, hasta que llegue Septiembre, podréis encontrar el mejor metal de fantasía en este vuestro blog, Sima de Rol. Os esperamos.

jueves, 28 de mayo de 2009

CN: The Nimendil Connor Chronicles

El otro día intentaron asesinarme. Os va a resultar difícil de creer, pero es necesario que lo entendáis. La supervivencia de la especie humana depende de ello. Empezaré por el principio.

Era viernes por la noche. Acabábamos de terminar la partida de rol y buscábamos algo de diversión. Nos reunimos con un grupo de apoyo nocturno sobre la dos y cuarto en la salida del subterráneo de Argüelles. Desde ahí subimos hacia nuestra zona preferida, buscando metal. Y vaya si lo encontramos.

En el grupo había cuatro mujeres, de las cuales una funcionaba a base de sustancias estimulantes y otra estaba técnicamente muerta, manteniéndose viva gracias a algún mecanismo de animación suspendida que no quiso revelar. Las otras dos eran gemelas con inestabilidad emocional y desórdenes psicóticos, escapadas de algún laboratorio. Con el pack de las gemelas estaban incluidos dos tipos de Andrómeda que buscaban lo que buscaban. Entre los que vinieron conmigo estaba Khazum, reportero de riesgo de SdR, siempre viviendo al límite, y otros dos duros jugadores de rol, Gotrek y Kayus, curtidos en mil mazmorras.

Y aún así, con semejante grupo de aventureros, no pudimos hacer nada.

Todo iba bien hasta que llegamos al territorio del cuero. Nuestro primer intento fue fallido: garito cerrado. Así que los aventureros del sector duro intentamos dirigir al grupo hacia la verdadera zona metálica. Ya nos dirigíamos al piso bajo de los bajos, valga la redundancia, cuando fuimos asaltados.

Una mujer, morena, ojos negros y ropa demasiado ajustada para su coeficiente cárnico, me cerró el paso.- Heeeey, colegaaa, Mordoooor-. Obviamente, la chica se había fijado en el parche del ojo de Mordor que luzco en el hombro de mi cazadora. Sexualmente excitada ante semejante despliegue de iconografía del lado oscuro, la mujer siguió entablando contacto conmigo. Yo no lo sabía, pero estaba recabando información. Se aseguró de nuevo con lo de Mordor, hasta que yo le aseguré que yo era de Mordor a muerte. Después se lanzó a indagar sobre mis gustos musicales. Con unas hábiles fintas verbales me sonsacó la información que quería.- Sí, me gusta Manowar, claro que me gustan. ¿Como no iban a gustarme, joder, si son los reyes del metal?-. Acompañé mi frase con un gesto de poder con mi puño. Ya estaba todo perdido: me tenía.

No se como no me dí cuenta, caí en su trampa facilmente, debía ser de una serie 2.1 de Infiltradores triple 8. La chica, o tal vez debería decir la máquina, me había localizado. Sabía que me gustaban Mordor y Manowar. No tenía mi ADN, pero eso era suficiente, sólo podía ser yo. La ofensiva comenzó cuando aquello que parecía ser una chica me ofreció su bebida. Ahí me dí cuenta de todo y rechacé la oferta, pero ella insistió.- ¿Qué pasa, no te fías de mí?- Pues claro que no, no me fiaba de ella y así se lo hice saber. Le dije que no la conocía de nada, y mi madre siempre me dice que no hable ni acepte bebidas de desconocidas con las que no tenga posibilidades de echar un polvo. Esta cosa/chica era desconocida y además no era mi tipo.

Mientras todo esto sucedía, mi grupo había aprovechado para huir. Dado que el comando que secundaba a la supuesta T-888 (cada vez estaba más seguro de esto) bloqueaba las escaleras de bajada, el resto de aventureros se refugió en alguna parte por el piso de arriba. Me habían dejado sólo. Solamente Khazum y Gotrek mantuvieron el tipo y se quedaron a unos metros de distancia, para darme apoyo visual, ese que no es efectivo pero te hace sentir mejor.

Al verlos intenté huir hacia ellos, pero entonces una segunda mujer, rubia teñida, ojos negros, ropa con estampado de leopardo, se lanzó sobre mí. Esta fue si cabe más agresiva que la primera. Con una mano firme como sólo puede serlo una mano de aleación de poliacero cromado, la segunda mujer hizo presa sobre mi culo, glúteo derecho exactamente, y me inmovilizó. La primera chica aprovechó entonces para cuestionar los motivos de mi rechazo a tomarme su bebida.- No puedo aceptarla -le dije- porque puede estar envenenada. A lo mejor eres un robot del futuro enviado para asesinarme. Puede que te envíe Skynet.

Entonces la chica negó. Negó a Skynet con tanta fuerza como San Pedro puesto de anfetas negando a Cristo.- ¡¡¿¿SKYNET??!! ¡¡NOOOOOOO!!- Fue tal la elocuencia de su negación que comprendí que, efectivamente, me hallaba frente a una Terminator. Una mujer normal me habría mandado a la mierda al decirle lo de Skynet. Y por si fuera poco, añadió: Además si a mí me enviara Skynet yo no sería un robot, sino un organismo cibernético-. Ajá, eso fue la prueba definitiva, tenía que comenzar mi huida.

Con una estudiada contracción muscular, liberé mi culo de la garra de la segunda terminator, y simulando un saludo enrollado hice un giro con el cuerpo que me permitió esquivar a la de la bebida y correr hacia mis compañeros. Aquellas dos cosas comenzaron entonces a gritarme y a increparme, con sus estridentes voces de arpías metálicas, preparándose sin duda para salir en mi persecución. Sólo estaban esperando que sus sistemas operativos diesen la orden fatal:

Primary target: Nimendil
Command:
TERMINATE

Me reuní con Gotrek y Khazum y emprendimos la huida. El resto del grupo se había refugiado en un local que ¡oh, no! no era un sitio de rock. Dudé si entrar ahí o no. Si entraba y las maquinas me perseguían sería mi fin.

Estaba yo perdido en esa vicisitud, cuando oí una voz a mis espaldas.- Ven conmigo si quieres vivir-. No era, como todos habréis esperado, la voz grave de Constantino Romero, sino una agradable voz femenina. Me volví, y allí estaba ella, preciosa y adorable, aunque tan fría y dura como el metal del que estaba hecha. Yo todavía no sabía eso, aunque no tardó en decírmelo.- ¿Quién eres y qué quieres?- Le dije. Su respuesta me confirmó lo que yo ya sospechaba.- Soy un organismo cibernético enviado desde el futuro-. Lo sabía.- ¿Has venido a matarme?- Más valía asegurarse...
- No.

Sin más preámbulos me indicó que la siguiera y salió corriendo. Yo corrí detrás de ella como un tonto. Ya nos habíamos presentado, y además, ella si que era mi tipo, así que no había ningún problema. Esquivando a los peludos, salimos de los bajos por el lado contrario a aquel en el que estaban apostadas las asesinas de Skynet. La chica se montó en una moto, una harley poderosa, y yo subí tras ella. Arrancó con un giro, quemando neumático, y salimos de allí a toda leche, justo para ver como las dos terminatrix locas corrían tras nosotros.

- ¿Así que eres una chica metálica del futuro, eh?
- Un organismo cibernético: tejido vivo sobre endoesqueléto metálico. Y no soy una chica, las máquinas somos asexuadas. Lo que ves es sólo una apariencia para facilitar las misiones de infiltración entre los humanos.
- Ehmmmm, si, ya. Ya lo sabía, eh. Oye, ¿y para qué estás aquí?
- Para protegerte. Esas mujeres que te han acosado son asesinas enviadas desde el futuro por Skynet para asesinarte.
- ¿Y para que quiere Skynet matarme? ¿Y tú protegerme? ¿Es que soy importante en el futuro?
- No. Eres importante ahora. El objetivo prioritario es salvar a John Connor, y salvandote a tí salvaremos a John Connor.
- ¿A John Connor?
- Si, a John Connor. John Connor es el líder de la...
- Ya sé quién es John Connor. ¡Yo moriría por John Connor!
- Negativo. Esa es una acción improductiva. Si tú mueres, John Connor no sobrevivirá. No debes morir por John Connor.

El disparo de un arma me devolvió a la realidad. La pareja de T-888's nos seguía en un coche. Una de ellas llevaba un arma automática de gran calibre y la disparaba hacia nosotros, asomada por la ventanilla. Mi terminator protectora esquivaba las ráfagas mortales con acertados quiebros y giros de la moto. Tomó un desvío y entró en una de las nuevas autopistas subterráneas del alcalde. Las cyborgs locas nos siguieron.

- Oye, ¿como te llamas?
- Soy una máquina. No tengo nombre.
- Pero...
- Si te gusta y ayuda a tus fantasías sexuales, puedes llamarme Cameron.
- Vale, Cameron, pues. Y dime, ¿como piensas librarte de esas cosas? ¿Puedes acabar con ellas?
- Si. Pero hay cosas más peligrosas que yo en estos túneles-. Cameron tomó un nuevo desvío y entro en un túnel en construcción.

- ¡¿Estás loca?! Ahí ponía no pasar, túnel en construcción. A esta velocidad vamos a matarnos llendo por aquí.
- Es improbable. Vamos en una motocicleta. Pero los terminators nos siguen en un coche. Es probable que vuelquen.

En los túneles, no me preguntéis por qué, se trabaja de noche, y aquello ebullía de actividad. El paso de nuestra moto iba sembrando el caos. Caos que recogían y multiplicaban las dos cyborgs asesinas con el coche. Cameron siguió por el túnel, hasta donde se unía con el tunel de frente. Allí al otro lado, una tuneladora avanzaba hacia nosotros, hacia la pared que unía los dos túneles, para ensanchar el agujero que habían abierto los operarios y por el que acabábamos de pasar.- ¡Frena, máquina loca, frena! ¡Por las pelotas de Crom, nos vas a matar a todos, zorra metálica!

- Negativo. Voy a esquivar la tuneladora-. Por los pelos no nos matamos. Pero la atractiva terminator parecía saber lo que hacía. En el último momento echó la moto a un lado y se escabulló entre la máquina y la pared de roca. El ruido que escuchamos a continuación, de las fresas de la tuneladoras destrozando un coche, no resultó muy prometedor para las cyborgs chifladas.

Cameron fue a comprobar que todo estuviese en orden. Si no estaban ya muertas las mató ella misma. Y también al conductor de la tuneladora, que protestó porque Cameron había destrozado las fresas para rematar a los cyborgs.

-Exterminadas. Vámonos-. Volvimos a montar en la moto y salimos a la superficie. Cameron condujo un rato, hasta llegar a una explanada, el parking de un enorme centro comercial, desierto a estas horas.

- Vale, y ahora, ¿puedes dedicar un momento a explicarme que pasa? ¿Por qué es tan importante que yo sobreviva? ¿Qué es lo que voy a hacer tan importante para ayudar a John Connor?
- Dentro de 6 días, 20 horas y 34 minutos, tu nuevo personaje, el que tardaste tres meses en diseñar, y que has jugado esta temporada, morirá en una partida. Una pifia de tu personaje dañará al personaje del sujeto identificado como Bano Tuk. Esto desencadenará una reacción psicótica en él y declarará una acción de ataque sobre tu PJ. Ese primer ataque no lo matará, pero le impedirá realizar acciones en los siguientes cuatro turnos, nada de lo que intentes servirá. Antes de que estos turnos pasen, el personaje de Bano Tuk habrá acabado con el tuyo.
- Que hijo de puta.
- Negativo, su madre...
- Ya, ya, es sólo una expresión. Quiero decir que siento odio hacia él por lo que ha hecho. Por lo que hará, quiero decir.
- Odio. El odio generará en tí un sentimiento de rechazo y reclusión que te alejará de tus amigos y las partidas de rol durante tres semanas.
- ¿Y eso ayudará al lider de la resistencia del futuro?
- Si. Durante ese tiempo de enfado con tus amigos no jugarás al rol, pero no estarás ocioso. Por fin encontrás el tiempo que siempre has querido para desarrollar por completo y pulir los detalles de tu propio sistema de juego: Piratas Temporales.
- ¡Oye! Un nombre cojonudo. Nunca he sabido que nombre ponerle a mi sistema. ¿Y que tiene que ver mi reglamento con la guerra contra las máquinas?
- Todo. Durante su juventud, John Connor jugará a tu juego. Jugará mucho. Se convertirá en uno de sus juegos de rol preferidos y se aprenderá todo el trasfondo de memoria. Los conocimientos adquiridos jugando a Piratas Temporales les serán de vital utilidad después del Día del Juicio.
- Y si yo hubiera muerto y Connor no hubiese conocido mi reglamento...
- Si no hubiera jugado a Piratas Temporales, a John Connor nunca se le hubieran ocurrido las ideas geniales que le permitieron escapar del campo de prisioneros Century, y habría muerto electrocutado, enganchado en una alambrada de seguridad.
- Joooo-der... Hey, un momento, ¿y si Bano no mata a mi personaje?
- Lo hará.
- ¿Como puedes estar tan segura?
- Vengo del futuro. Sé como se van a desarrollar los acontecimientos. Además, tu pifia va a dañar la armadura de Iron Dwarf, el PJ del que Bano Tuk más se ha encariñado y eso le va a molestar mucho, porque ha gastado casi 100 monedas de oro en mejoras.
- Si, va a ser una putada para él. ¿Oye, pero que hay entonces de todo ese rollo de "No hay destino, sólo el que nosotros hacemos"?
- Es una falacia, una frase de ánimo para tiempos difíciles. Si hay destino. Tu destino es crear el juego de rol preferido de John Connor. Por eso querían matarte, y por eso te he salvado-. Sin emoción alguna, volvió a subir a la moto y se dispuso a marcharse.

- Hey, espera, ¿qué haces?
- Arranco la motocicleta para marcharme.
- Ya, ya lo veo, pero ¿y yo? ¿que pasa conmigo? ¿Ya no tienes que protegerme más?
- No. Skynet no mandará más cyborgs asesinos. Eres importante, pero no tanto-. Putas máquinas, siempre te dan la información de más que no necesitabas saber.

- ¿Pero no irás a dejarme aquí, verdad?
- Afirmativo. Tengo más objetivos a los que proteger.
- ¿Y no te pillan de camino a mi casa? Así me ahorro el paseo.
- Negativo. No me pillan de camino. Además, por la dilatación de tus pupilas, el ritmo anormal de tu pulso y el bulto de tus pantalones calculo un 80% de probabilidades de que tus intenciones para que te lleve a casa sean tener sexo conmigo.
- Bueno, yo...
- Soy una máquina. Un endoesqueleto metálico envuelto en tejido vivo.
- Si, pero es un tejido tan adorable...
- Afirmativo, me construyeron para generar esa reacción en humanos débiles como tú y facilitar mi labor de exterminio.
- ¿Pero ya no eres una asesina, no? ¿Ahora eres una cyborg buena, verdad?
- El término buena no se aplica a una máquina. Mi función primaria es el exterminio de humanos. Cuando me capturaron, John Connor me reprogramó para proteger a los humanos de otros terminators.
- ¿Y como te capturaron?
- Estaba realizando una misión de exterminio. El humano al que tenía que eliminar había puesto cepos electroquímicos en la entrada de su búnker y no me puede liberar.
- Ja, suena a algo que yo haría.
- Lo harás.
- ¿Lo haré? Espera, espera. ¿El humano al que intentaste exterminar era yo? O más bien, ¿voy a ser yo?
- Si. Pero no fue un intento, fue una exterminación exitosa.
- ¿Qué significa eso?
- Que yo te maté-. Y así, sin más, arrancó la moto y se alejó de mí, dejándome allí tirado, en medio de ninguna parte, con la terrible responsabilidad de crear el juego de rol preferido del líder de la resistencia humana contra las máquinas del futuro y con la no menos terrible certeza de que yo acabaría muriendo a manos de una bella cyborg asesina, la misma que me había advertido de ello. Y lo peor de todo, sabiendo que no podría resistirme a dejarla entrar en mi bunker por las posibilidades de tener sexo con ella, aunque me matase mientras, cual mantis de acero, inmisericorde en su labor de búsqueda y exterminio.

Y a pesar de todo esto, de todas estas responsabilidades para con el futuro, mi problema más grande seguía siendo no saber volver a casa.

jueves, 9 de abril de 2009

CN: Culo veo, culo quiero

Buenos días, queridos amigos frikis. Hoy vuelvo con una Crónica Niméndila, ya sabéis, uno de mis relatos en primera persona, basados en hechos reales de mi propia experiencia, sazonados en ocasiones con ciertos toques de fantasía, pero sin perder nunca su sentido realista, ni vulnerar los sólidos lazos que me unen a la realidad.

Pues veréis, iba yo el otro día volando por el espacio sideral, melena al viento, cabalgando a lomos de un dragón de ocho cabezas y siete... Naaah, os lo habéis creido. Pero si he dicho sólidos lazos que me unen a la realidad. ¿Que hay de realidad en eso? Si en el espacio sideral no hay viento, hombre. Venga, vamos otra vez, esta vez si, de verdad.

Pues veréis, iba yo el otro día volando (en mi querido metro de madrid, claro) en un día típicamente normal. Cientos de personas por vagón, auténticas hordas y alianzas copando cada centímetro cúbico de espacio. El desagradable contacto físico con desconocidos poco atractivos se hacía inevitable. Era primera hora de la mañana y aún así el tren ya apestaba al representativo olor picante de sobaco que caracteriza a los viajes en hora punta por el subterráneo de la ciudad.

Podéis imaginaros que con el vagón tan lleno iba yo más aburrido que el gato de Schroedinger una tarde de domingo. Ninguno de mis pasatiempos habituales del metro era factible en esas condiciones. Ni siquiera podía dedicarme a mirar a la gente. Llevaba tan cerca al tío de delante que lo veía pixelado.

Y por fin, el tren llegó a mi parada. Y comenzó la lucha diaria, la batalla por la supervivencia, la carrera hacia la vida. Como en ese documental en que los ñus cruzan el Massai Mara y al otro lado del rio hay una pared de piedra que tienen que trepar, así se desarrolló la cotidiana ascensión desde el andén subterráneo hasta la superficie. Todos llegabamos tarde, y los más lentos, los menos hábiles pasando los tornos y escalando las escaleras mecánicas serían devorados por los cocodrilos del tiempo.

Pero de repente, mientras se producía la ascensión, sucedió algo insólito. Un repentino silencio invadió la estación entera. El tiempo pareció detenerse. Todas las miradas quedaron fijas en un mismo punto, en un poderoso foco de atención que reclamó tado nuestro interés. Allí delante se alzaba un culo. Un culo de perfectas proporciones, un culo que podría sentar (y nunca mejor dicho) todo un canon de belleza.

Al parecer, una chica, gacela Thompson del lunes a las 7, se había destacado del pelotón, situándose varios metros por delante hacia la salida, y varios metros por arriba en los escalones metálicos. Su culo, enmarcado en unos minúsculos shorts, quedó, pues, suspendido, a la vista de todos, en el centro geométrico de la estación.

La visión de tan perfectas nalgas generó, como ya he dicho, un enorme silencio colectivo. Pero no un silencio incómodo, sino todo lo contrario, un silencio cómplice, un silencio de comprensión, un silencio de los que sólo se generan cuando todo el mundo comparte un mismo pensamiento.

Embargado por una euforia sólo comparable a la producida por ciertas sustancias y por las apariciones de la Virgen de los Pecados, quise saber si los demás estaban alcanzando grados tan altos de iluminación mística como aquellos a los que estaba llegando yo. Así que, en un esfuerzo de auténtica voluntad, aparté mis ojos de aquella visión bendita, y miré a mi alrededor.

Al mirar a todas aquellas personas pude sentir su felicidad. Todos esos hombres y mujeres, tan distintos y tan dispares, tan agobiados y apurados, habían olvidado por un momento todas sus miserias, sus angustias y sus problemas. Todos ellos, hermanados en tan intensa comunión habían dado paso a una alegría que invadió sus corazones, y fueron felices.

Ese culo, oscilando con un movimiento ármonico simple, simple pero hermoso, consiguió lo que a lo largo de la historia no han conseguido ni los líderes ni las religiones: unir a toda la gente en un ideal por encima de razas, sexos o ideologías. Ese culo, con su grácil bamboleo, fue el impulsor de un pensamiento colectivo, un pensamiento único, expresado en cada cabeza de una forma diferente, con unas palabras diferentes. Y ese pensamiento fue el catalizador de un impulso, de un efecto, de una reacción común. Todos nosotros, motivados por ese impulso común dimos un paso más. Un paso más fuerte. Un paso que no fue sino un paso hacia delante, pero que significó mucho más que eso. Significó un paso hacia una meta, hacia una idea superior.

Y de repente, pasó. Se fue. El momento se rompió y todo volvió a ser como antes. Cada uno siguió avanzando, inmerso en sus propios problemas. La gente se dividió, por diferentes puertas y pasillos y la chica se perdió en la multitud.

Más tarde, esa noche, en la mansión Sima de Rol, reflexionando frente a un buen oporto, me invadió cierta melancolía. No podía dejar de sentir lástima por aquella muchacha. Para ella, este no fue sino un día normal, un día anodino como otro cualquiera. Ella, inconsciente de todo lo que pasó, ha seguido su vida de manera normal, ignorando todas las sensaciones que su culo provocó. Ese culo anónimo que alegró las vidas de tantas personas. Y no sólo por aquellos momentos de solidaria unión con el prójimo que vivimos en esa estación, sino sobre todo, porque esa misma sensación que vivimos esa mañana se albergó en nuestros corazones. Y cada vez que una mañana es dura, cada vez que las aglomeraciones del metro son excesivas, el recuerdo de esa unión, de esa sinergia espiritual vuelve a cada uno de nosotros, y nos recuerda que la vida puede ser un poco mejor.

Y en esos momentos, mi lástima y mi inquietud por la dueña de tan adorable culo se sosiegan, mitigados por la comprensión de que los culos no han venido a la tierra a ser felices, sino a generar la felicidad. Y por eso, aunque su dueña, santa desconocedora de su calidad, lo ignore, ese culo puede sonreir con la satisfacción del deber cumplido.

jueves, 6 de noviembre de 2008

CN: Episodio 250

Queridos amigos lectores frikis de Sima de Rol. Hoy es un día especial. Este post que hoy publico es mi post número 250.

Tampoco es que tenga mucho de especial, porque de hecho no es justo el 250, pero de vez en cuando me gusta adular a mi ego. Así que voy a celebrar este post como se merece. Sin currarme una entrada original. Como si fuera un actor de esos que interpretó a un secundario que sólo sale dos segundos en El Imperio Contraataca y ha vivido toda su vida de eso, exhibiendose en convenciones y teniendo sexo con fans de la saga a cambio de dinero. Ehmmm... me voy por las ramas. Quiero decir que hoy voy a vivir de mis éxitos pasados.

Con todos ustedes:



Vamos con una selección de los que, a mi gusto, han sido las mejores cosas que he escrito en este blog. Muchos de ellos han sido rescatados de los más profundos archivos del blog, de cuando SdR no era este lugar feliz y concurrido que es ahora, sino cuando era una auténtica sima, oscura y fría, donde ningún extraño se atrevía a entrar.

Un día como otro cualquiera - La primera Crónica Nimendila, que sería el precedente para muchos de mis delirios posteriores.

Cthulhonians en el metro - Otra CN. No me siento especialmente orgulloso de su redacción, pero la historia tenía muchas posibilidades y fue la precursora de mis historias y mis partidas en el metro.

El Ciclo no sólo Dungeons and Dragons - Donde descubristéis que había vida más allá de los d20.

La katana de luz de Darth Vader - La primera de muchas conspiraciones desveladas por el departamento de investigación de SdR.

Lex Luthor y el Euro - Otra gran conspiración que tuvimos el honor de desentramar.

La llamada de Cthulhu - El verdadero significado de la "llamada" de Cthulhu.

Escucha la llamada - Oh, recuerdo esta campaña que emprendimos en honor a Cthulhu. Qué de sectarios reclutamos...

Como hacer fichas para ESDLA: Parte 1, Parte 2 y Parte 3 - Mi guía super completa para principiantes del MERP.

¿Has traido protección? - El aporte de Sima de Rol a la educación sexual de los jovenes jugadores de rol.

Roleando en Rivendel - La ficción dentro de la ficción. Una de mis historias inspiradas por imágenes.

Salsa HP Lovecraft - Para mayor gloria de los mitos. Uno de los productos estrella del mercado negro de SdR.

I had a dream - Os aseguro que no lo escribí bajo los efectos de ninguna sustancia alucinógena. Los rumores que cirlculan sobre ello sólo son difamaciones emitidas por mis enemigos. Desde Noruega...

Lovecraft, Cthulhu y los Mitos - Lo escribí para un intercambio con Sorondil. Una vez más, desde Noruega, intentaron desprestigiarme, esta vez acusandome de plagio. ¡A mi! Pero bueno, supongo que esas acusaciones si fueron hechas bajo los efectos de alguna sustancia, porque aquellos que me conocen bien saben que el plagio no entra dentro de mis acciones de alineamiento.

Ciclo Metal de Fantasía - El ciclo que ocupó todo el verano pasado, y en el que descubrimos un montón de grupos molones.

Motosierras y recortadas - Era la espina que tenía clavada de las pelis de zombies, y por fin me la quité de encima.

El guerrero de la cortacésped - O el apasionante relato sobre las vacaciones niméndilas.


Pues ya lo véis. En estas 16 entradas queda resumido mi trabajo en este blog. Por lo menos hasta el día de hoy, porque en Sima de Rol todavía no hemos hecho más que empezar.

Ahora es vuestro turno. Decidme lo que os gusta de mi, para que yo sienta que merece la pena la labor que hago como divulgador del frikismo. Venga, hoy sin complejos ni represiones. Dejad a un lado vuestra imagen de tipos duros y curtidos y decidme que os gusto.

viernes, 4 de julio de 2008

CN: Jodido el 4 de Julio

4 de Julio. 19:08. Centro de operaciones de Sima de Rol. 40ºC a la sombra.



- Hey, Nimendil, ¿que haces?

- Creo que es evidente... y además a dos manos.

- Pero tío, ¿y tu entrada de hoy?

- Dejé una tira programada.

- ¿Pero no recuerdas que la publicaste ayer de emergencia porque no tenías tu post antes de irte a rolear?

- ¡Mierda, es cierto!

- ¿Y por qué no publicas la de los Guardian que tenías en borrador? Estaba casi acabada.

- Ya, pero algún jodido bastardo no me ha devuelto el Nightfall in Middle Earth y sin documentarme no puedo terminar el post.

- ¿Aún no te lo han devuelto? Esto ya va siendo de partir piernas...

- Joder, lleva siendo de partir piernas desde hace tres meses, pero el problema es que no recuerdo a quién se lo dejé.

- Pues sabiendo eso ya te puedes ir despidiendo de esa obra maestra.

- Bueno, menos mal que hice una copia de seguridad en mi ordenador.

- Ya, pero ahora que ya no tienes el CD original tu copia se convierte en ilegal. Se te va a echar la SGAE encima, macho.

- No me hables, que aún no he conseguido limpiar la sangre que se metió entre las teclas del ordena después de "saludar" a los dos últimos sicarios de Teddy Bautista.

- Oye ¿y por qué no escribes sobre otro grupo? Hay un montón de grupos de metal de fantasía.

- Ya, pero me apetecía seguir con los Guardian. Además, no me resigno a perder mi Nightfall original así por las buenas.

- Hey, y ya que te veo pillado de tiempo, ¿hiciste al final el post ese con Experimento 626 para CdF?

- Vaya, ahora ya sé porqué puse ese asterisco en mi agenda. Y yo que creía que era el día en que me tocaba subir de nivel...

- Pero coño si eso fue el martes, no recuerdas que te lo pusiste todo en Tener Coña con los Dados?

- A si es verdad, es que me quité dos puntos de memoria y tres de tiempo libre para poder tener más bonus.

- Bueno, ¿pero entonces cojones que vas a publicar hoy?

- Pues no sé, lo primero que haya en la bandeja de salida. Le doy al botón y listos, a seguir viendo pelis de serie B hasta la semana que viene.

- Oye, ha salido un post muy raro...

- Mierda, ¿quién se dejó puesta la grabadora?

jueves, 27 de marzo de 2008

CN: I had a dream

El otro día entré en la cocina y ví una escena que me llenó de espanto: Bano Tuk, sonriente como un gnomo con un tornillo, se servía despreocupadamente Salsa HP sobre un sandwich de tres pisos que se había preparado para tomarlo mientras se veía toda la serie animada de Fanhunter conseguida ilegalmente. ¿Pero que Salsa HP? Mi Salsa HP. Yo, claro está, monté en cólera, y como no podía ser de otro modo, rescaté mi salsa con un cuchillo y la devolví al bote. Después pisoteé tanto al sandwich como a Bano. Y no contento con eso volqué sus cajas llenas de comics y fui al garaje a por la sierra mecánica para amputarle los... bueno, pero eso no es lo que quería contaros.

El caso es que esa misma noche, cuando me retiré a mis aposentos para descansar, tuve una extraña revelación. Desperté en medio de la noche y vi una figura blanca de pie en mi habitación. Rápidamente cogí el AK que guardo siempre bajo la almohada y le metí una ráfaga de plomo a la extraña figura. Pero mientras yo la cosía a balazos, la extraña figura me dijo: Detente, Nimendil. No puedes hacerme daño. Soy el fantasma de las navidades pasadas.

Al oir semejante estupidez le disparé otra ráfaga.

- ¡¿Y que coño haces aquí despertándome si estamos en Marzo?!

- Bueno, es que el resto del año trabajo en otras cosas, porque el sueldo de las navidades pasadas no me da para mucho.

- Ah, vale. ¿Y qué es lo quieres exactamente?

- Ven conmigo y te lo demostraré.


Dicho esto, me cogió de la mano y me llevó flotando por ahí. Volamos por encima de la ciudad hasta que llegamos a lo alto de un rascacielos. El fantasma me dejó allí y se fue, arguyendo no sé que sobre un submarino y unos dinosaurios. Todavía con mi pijama puesto y sin saber que hacer deambulé por la azotea del rascacielos. De repente vi a un grupo de personas sentadas alrededor de una mesa. El grupo lo componían un dragón, la muerte y un señor mayor con barba y los escasos pelos de su cabeza recogidos en una coleta. Me senté con ellos y jugamos a D&D. La muerte era el master y siempre puteaba al mismo jugador. ¡Gygax, sufres otro crítico! era su frase preferida. Cuando protesté sobre su escasa imparcialidad me dijo que ya me llegaría mi momento. En ese momento ví que en el dado de la muerte todas las caras valían 20. Entonces el viejo me señaló una puerta que yo no había visto antes. Era una puerta de bronce, que se levantaba allí, en lo alto del rascacielos, sin muro que la sujetase. Con pintura roja todavía fresca estaba escrita sobre ella la palabra Dungeon.

- Crúzala muchacho. Es la única oportunidad que tienes de superar tu tirada de salvación.

- ¡Venga usted conmigo, maestro! - No quería que se quedase allí, no sé porqué, pero me temía lo peor.

- Nimendil, en la vida de todo hombre llega el momento de tirar su último dado. Pero tranquilo, porque yo soy un personaje importante para la trama y seguro que aparezco en la próxima partida.


Todavía dudando abrí la puerta de una patada. Dentro estaba muy oscuro. Cuando entré, la puerta se cerró a mis espaldas. Me maldije por no haber comprado antorchas en la posada. Al poco se encendió la luz. Me encontré en una extraña nave. La melodía del Danubio Azul, a un atronador volumen, lo llenaba todo. En una esquina descubrí un viejo ordenador, un Spectrum. Estaba cubierto de sangre. Al acercarme a él, se encendió solo. Una vez encendido comenzó a hablarme a gritos, para superponerse al Danubio Azul.

- ¡Los he matado a todos!

- ¡¿A quienes?!
-Le dije, por seguirle el juego.- ¡¿A quienes has matado?!

- ¡A todos! ¡A Arthur, a Kubrick, a Dave... incluso a Will Robinson!


Mientras el Spectrum me hablaba, vi por el rabillo del ojo que se acercaba hacia mí la silla del engendro mecánico. Temiendo que quisiese violarme como a Julie Christie, me metí en una capsula EVA y salí de la nave. En el exterior había un astronauta con un rodillo, pintando de rojo la nave. Yo me alejaba flotando. Según me alejaba ví que el astronauta no estaba pintando la nave de rojo, solo estaba pintando una letra. La última de muchas sobre la inmesa nave: RED DWARF.

De tanto mirar a la nave no me dí cuenta de que la cápsula iba descontrolada por el espacio, cual Darth Vader en su TIE, hasta que choqué con algo. Para ver que era, salí de la cápsula. Resulta que estaba sobre el caparazón de una tortuga. La tortuga era enorme, y nadaba en un pantano en el que se ahogaba un caballo. Cuando el caballó se terminó de ahogar ví que sobre el lomo de la tortuga, donde antes estaba mi EVA destrozada ahora había cuatro elefantes. Sobre las espaldas de los elefantes había un donut gigante que no cumplía las leyes de Kepler. Intrigado, trepé por los elefantes y me subí al donut. Fuí hacia el centro, claro, porque no había otro sitio mejor al que ir. Pero cuando me asomé, Yog Sothoth me empujó y caí por el agujero. Como tenía mucha hambre intenté coger un trozo del glaseado del donut. Tuve suerte y conseguí coger uno del tamaño de Texas. Mientras me lo comía seguí cayendo. El agujero del donut daba al interior de la Ciudad Nube y caí hasta el fondo. Allí recogí la mano y el sable de luz de Luke Skywalker, pensando en que luego se lo devolvería. Pero no pude, porque de repente se abrió una escotilla y me caí en la marmita.

La marmita estaba llena de salsa HP, así que aproveché y llené todos los botes que llevaba encima. Ya me estaba limpiando el pringue de la melena cuando apareció Tasslehoff y me preguntó: ¿Que llevas en los saquillos? Avergonzado, tuve que responderle que mi pijama no tenía saquillos, pero que si quería le podía dar la mano de un famoso caballero Jedi. Él dijo que estaba muy bien, y a cambio me regaló el bigote de un caballero de Solamnia. Me lo puse y nos dijimos adiós.

Cuando el kender ya se alejaba me dí cuenta de que me había robado todos los botes de salsa HP que había rellenado. Y entonces me dí cuenta de que no era Tas, solamente era Bano Tuk disfrazado. Salí corriendo detrás de él, pero como me llevaba ventaja cogí el metro para alcanzarle volando. Pero justamente había retenciones en la Linea 6 y tardé quince meses más de lo previsto. Cuando, despuiés del periplo, por fin llegué a la parada Campos de Pelennor (correspondencia con el Ramal Mordor-Isengard), era demasiado tarde: una inmensa mano, más grande que el poder de Jerjes, inclinaba un bote de salsa HP sobre un inmenso sandwich de 30 pisos. Yo corrí para detener tal atentado contra mi dignidad. Cuando llevaba un buen rato corriendo me dí cuenta de que no avanzaba. ¡No podía moverme! Corría y corría, vestido con mi pijama de Iron Maiden, pero no conseguía avanzar. Y mientras tanto la salsa HP seguía fluyendo, inmisericorde, hacía el sandwich ajeno. Desesperado miré hacia atrás y vi que la causa por la que no podía moverme era que Ella-Laraña, vestida con unas mallas rojas y azules me tenía enganchado en sus telarañas. Entonces recordé que llevaba el sable de luz de Skywalker y lo utilicé para cortar los pegajosos hilos que me ataban, sin poderme quitar de la cabeza la imagen de un hombre verde hablandome del Joker. Por fin llegué hasta el sandwich gigante, pero ya solo quedaban unas migajas desperdigadas. Abatido, me acerqué al bote de salsa, que todavía estaba allí. A través del cristal pude ver lo que había dentro: ¡no era salsa HP, eran pequeños clones de Lovecraft que gritaban nombres blasfemos! Pensé que debería entrar en el bote gigante para callar esas voces impías. Me subí en la alfombra voladora del principe Alí que me llevó hasta la boca del bote. Cuando se alejaba vi que no era el principe Alí, sino el árabe loco Abdul Alhazred disfrazado. Pero como ya estaba allí arriba no me quedó otra alternativa que entrar en el bote.

Cuando entré vi que estaba en una madriguera de conejo. Alicia me pidió ayuda y juntos bajamos hacia las profundidades del bote. Cuando llegamos a la parte abajo, los pequeños clones de Lovecraft se habían convertido en zombies. Entonces yo me dí cuenta de que la niña ya no era Alicia, ahora era Alice y tuvimos que volver a subir para escapar de La Colmena. Pero cuando salimos los científicos de Umbrella nos esperaban. Nos llevaron por un pasillo forrado de plástico que daba a la casa de Elliot, donde tenían a ET encerrado en una cámara criogénica. Para escapar nos difrazamos todos de fantasmas y Yoda nos guió a través de las calles de Horn hasta el campo de Blood Bowl. Allí se enfretaba un equipo de periodistas contra un grupo de jugadores de rol. El árbitro era Set, dios de la mentira.

El partido estaba a punto de terminar cuando el campo se separó por la mitad y James Stewart se cayó a la piscina. En el agua de la piscina apareció el Seaview, que venía a rescatarme de un examen de cálculo. El Seaview no llevaba su tripulación original, sino que estaba capitaneado por Mulder y Scully. Allí me enteré de que las ediciones para coleccionistas son tan caras por culpa de una conspiración del gobierno para vaciar los bolsillos de los frikis y que dentro de ellos críen los trífidos. Como tantas revelaciones de golpe me abrumaban decidí salir de allí. Abrí la escotilla y aparecí en una habitación con cortinas rojas y el suelo con rayas blancas y negras en zig zag. Un enano que estaba allí bailando me dijo que él conocía todas las respuestas. Le pregunté si sabía porque los sugus de piña eran azules. Cuando me iba a contestar aparecieron dos hombres, uno con melenas y el otro sin un brazo. Me envolvieron en plástico y me dejaron tirado en la playa.

Al poco rato aparecieron unos ecologistas y me quitaron de allí, alegando que estaba contaminando la playa. Yo les dije que creía que estaba muerto. Y entonces me tiraron a un contenedor de reciclaje con un letrero muy grande donde ponía Soylent Green. Dentro del contenedor había un señor gordo. El señor me dijo que sus compañeros de clase lo habían metido allí y no sabía como salir. Le pregunté cuanto tiempo llevaba ahí dentro. Me contestó que desde que era niño. También me dijo que tenía mucha hambre, porque a pesar de estar gordo hacía años que no comía. Así que decidió comerme. Yo como estaba muerto no puede darle una buena razón para que no lo hiciese, así que el tío me zampó de un bocado. Una vez en su estómago, vi que estaba en el Jardín de las Delicias. La monja cerdo me dijo que había pasado por allí un hombre preguntando por mí. Seguí las indicaciones que me dió y llegué hasta una tienda de Generación X.

Allí me dijeron que ya había llegado mi pedido de 300 disfraces de Red Sonja y que si quería llevarmelos puestos o envueltos para regalo. Decidí llevarmelos puestos, y así me libraba de mi pijama que ya estaba muy sucio. Sin pensármelo dos veces me desnudé allí mismo para ponerme mis disfraces. En ese preciso momento, aprovechando el vulnerable estado de mi desnudez, apareció una miríade de chicas frikis, todas tremendamente macizas. Yo les pregunté que si querían algo, a lo que me contestaron que querían sexo salvaje conmigo. Esto si que era extraño, chicas frikis guapas y deseándome. Con mi perspicaz olfato me olí una trampa así que salí corriendo de allí, poniendóme el pijama otra vez como buenamente puede. Pero ellas, con una furia atroz de satisfacer sus ansias libidinosas, se disfrazaron con mis disfraces de Red Sonja y comenzaron a perseguirme. Yo corría por las calles intentando esquivarlas, pero ellas me perseguían sin tregua, como las novias a Buster Keaton. Empezó a sonar música de peli de humor inglesa y corrimos por las calles cruzandonos y persiguiéndonos mutuamente. Cuando sonaron las risas enlatadas, recordé que iba a llegar tarde para ver el capítulo de Friends en el que Rachel se disfraza de Leia. Como ya no me daba tiempo a volver al castillo de Sima de Rol decidí tomar un atajo y me metí en el Pensieve de Dinorider. Allí conseguí dar esquinazo a las frikis disfrazas de Sonja, que decidieron que los dinosaurios eran más molones que un friki melenudo con un pijama de Iron Maiden.

Estando las frikis ocupadas con los saurios, pude encontrar el link a Sima de Rol. Una vez dentro, esquivé a los luchadores de Pressing Catch de las entradas de Khazum y accedí al panel de control. Entonces miré hacia fuera. Allí estaba yo, terminando un post, con sangre en los dedos de escribir tanto. Con esa sucia y obscena sensación paradójica de verse a uno mismo, saqué mis brazos de la pantalla y agarré de los pelos a mi yo que estaba escribiendo. Tirando de él conseguí meterlo en la pantalla. Aproveché su estado de aturdimiento para golpearlo y tirarlo a la papelera de reciclaje. Iba ya a salir de la pantalla, cuando pensándolo mejor, volví a hurgar en la papelera. Le quité su pijama a mi otro yo, que estaba más limpio, y tiré el mio. Para evitarme embarazosos problemas en el futuro, eliminé los elementos de la papelera de reciclaje y salí de la pantalla.

De vuelta en mi cuarto, publiqué el post que estaba en borrador y me metí en la cama. Acariciando el AK que siempre guardo bajo la almohada me quedé dormido poco a poco.

jueves, 6 de marzo de 2008

CN: Búsqueda

Era diferente a los demás. Era diferente y lo sabía. Allí, entre toda esa gente que hablaba sin sentido, repitiendo lo mismo una y otra vez, ella se sentía sola. Pasaba la mayor parte del día en la universidad. Los días libres salía con sus compañeras. ¿Y que hacía? Nada. O eso le parecía a ella, pues su idea de diversión era distinta a la del resto de chicas de su edad. Cuando estaba con sus "amigas" se sentía como un pájaro con las alas atadas. Por eso prefería refugiarse en los libros, donde podía vivir las cosas que realmente le gustaban. Pero eso no era suficiente. A veces se cansaba de leer las historias escritas por otros. Lo que ella deseaba era poder vivir sus propias historias.

Con sus ojos negros, mirando el mundo desde debajo de su oscuro flequillo, descubrió que buscaba algo más. Pero no sabía qué era lo que buscaba. Hasta que un día lo encontró. Era viernes y acababa de terminar las clases. Iba sola por los pasillos desiertos de la Escuela. Había conseguido esquivar a sus aburridas compañeras y caminaba, cabizbaja, hacia la salida. Por las ventanas traslúcidas se filtraba la luz violeta del anochecer. Alguien, en otro pasillo, silbaba una canción de Rainbow. De repente algo llegó rodando a sus pies con un repiqueteo. Se agachó para verlo bien. Era un pequeño trapezoedro azul. Lo recogió con cuidado y vio que sus caras estaban marcadas con números.

Cuando alzó la vista lo vio a él. Sabía quién era. Lo había visto por lo pasillos, aunque nunca se había atrevido a hablarle. Debía ser algún curso mayor que ella. Tenía un aire misterioso, con su larga melena y sus ropas oscuras. Le ofreció una mano y la ayudó a levantarse.

–Toma –dijo ella azorada, ofreciéndole el objeto.
–Ahora es tuyo –Le respondió él, negando con un gesto–. Con él podrás liberarte y visitar los mundos fantásticos que siempre has deseado.

Ven conmigo y te ensañaré a utilizarlo.

viernes, 17 de agosto de 2007

CN: Nave consular en misión diplomática

Saludos, lectores de este blog. Voy a dar una noticia, pero no quiero que cunda el pánico:

Esta va a ser mi última entrada durante algún tiempo.

Lo explicaré desde el principio, para que no haya dudas. Y porque a mi no me gusta eso de desaparecer de mala manera y dejar enmarronados a los demás haciéndome todo el trabajo sucio, como ya-sabéis-quién-Tuk...

Pues bien. El otro día estaba yo tranquilamente en mis aposentos de la Mansión Secreta de Sima de Rol cuando sonó el Teléfono Rojo. Este teléfono sólo se usa en dos situaciones muy concretas: cuando hay una emergencia o cuando volamos hacia Moscú. En este caso ninguno de los miembros de SdR estaba de viaje en Moscú así que tenía que ser una emergencia.

Descolgué el teléfono rojo y la armoniosa voz de nuestra bella telefonista me dijo:

- Capitán Nimendil aquí hay un hombre que quiere verle. Dice que es muy importante, señor.

- Bien, Dallas, dile que pase a mi despacho.

Al poco rato un hombre entró en mi despacho. Iba vestido con una capa negra y ocultaba su rostro con una máscara de Guy Fawkes. Tocaba su pintoresca figura con un sombrero, que se quitó para saludarme con una elegante reverencia.






- Buenas noches, señor Nimendil, me alegro de conocerle. He oido hablar mucho de usted.
- ¿En serio? - dije yo con falsa modestia.
- Si, he leido algunas de sus entradas y son realmente buenas.
- Bueno, bueno, no es para tanto...
- No se quite méritos, ha hecho usted mucho por el frikismo. Especialmente con esos reglamentos que ha diseñado usted. Y que es una lástima que no hallan salido nunca a la luz.
- ¿Cómo lo sabe? ¿Cómo sabe tanto de mi? ¿Quién es usted?
- No tengo nombre, pero puedes llamarme V.
- V entonces. ¿Y cual es el motivo de su urgente visita, señor V?
- Vengo a advertirles.
- ¿A advertirnos? ¿De qué, si puede saberse? - Le pregunté un poco molesto, sintiendo que la situación se me escapaba de las manos.
- En mi busqueda de un gobierno al que derrocar me topé con cierta información relativa a uno de los departamentos de la organización que usted dirige junto con otros tres sujetos.
- ¿Sobre Sima de Rol? ¿Qué información? ¿Qué departamento?
- Sobre el Departamento de Adoctrinamiento, Promoción al Público y Expansión en la Red de Redes, el departamento al que algunos llaman vulgarmente "el blog". La información que encontré se refiere al descenso de la productividad en las últimas semanas.
- Buah, no se preocupe, es por el verano.
- No. Su productividad y rendimiento estaban aumentado exponencialmente en los últimos tiempos y contando el descenso habitual blogueril en el periodo estival, el nivel de visitantes debería incrementarse, poco eso si, o mantenerse constante al ser mayor el aumento que la disminución y el limite del cociente euleriano de la integral entre cero e infinito de e elevado a la curva descrita por las visitas de la ultimas semanas tender a cero.
- ¿Tan mal está la cosa?
- Me temo que si, querido amigo.
- ¿Y yo que puedo hacer? No es culpa mía. Todo viene de arriba.



- ¿Por qué no?
- Porque la dirección sois vosotros mismos.
- A vaya, es verdad. Bueno, podríamos seguir utilizando las estratagemas que usamos ultimamente, meter más mujeres de grandes pechos en las entradas y destapar más conspiraciones.
- Eso no bastará.
- Bueno podemos meter palabras clave para que la gente llegue al blog buscando cosas porno.
- No, no me has entendido. No es que todo eso esté mal, todo lo contrario, son buenas estrategias. Lo que digo es que debéis hacer algo más. Tenéis que conseguir expandiros.
- ¿Expandirnos? ¿Como Plastic Man?
- No, coño. Expandiros, abriros a un público más amplio. Por ejemplo, últimamente habláis más de comics. Eso está bien. Pero es necesario más. Ahora os habéis abierto a toda hispanoamérica, con los directorios de blogs, pero ya está. ¿Y que hay del resto de paises?
- ¿El resto de paises? Pues... Ki le dió la dirección a una francesa y yo a un canadiense.
- Buah. Pero necesitáis algo más. Y ya no hablo solo del Departamento de Adoctrinamiento, Promoción al Público y Expansión en la Red de Redes, tenéis que expandir toda la organización. Tenéis que fundar bases secretas en todos los paises.
- Pero, total, como son secretas, nadie sabe si en realidad está en su pais o no...
- Idiota, pero eso no es lo que importa. Lo que importa es que podáis decir que tenéis más de cincuenta bases secretas distribuidas a lo largo y ancho del planeta.
- Pero si es lo que yo le digo, que podemos decirlo aunque sea falso. Total, la gente que sabe....
- ¡Aaargh! Pero si no tenéis las bases no tenéis el poder real, ostias. ¡Poder! Que es lo que buscais, ¿no?
- Si, si, por encima de todo.
- Pues por eso necesitáis las bases.
- Vaya... si, tiene sentido. ¿Y que propones?
- Pues que viajeis por el mundo localizando los lugares idóneos y fundéis allí vuestras bases secretas. He hablado ya con Ki y le he convencido para que haga un viaje de un mes a Irlanda para cumplir tal cometido.
- ¿Ki está ahora en Irlanda?
- No, se va a ir en dentro de unas semanas.
- Vaya, vaya... Y ya que te estás implicando tanto, ¿a donde me recomiendas a mí que vaya?
- ¿A tí? A Viena.
- ¿A Viena? ¿Y por qué precisamente a Viena?
- ¿Tú es que no ves películas? Todas las organizaciones secretas, todas las redes de espías y sobre todo, los malos malosos más elegantes tienen una base secreta en Viena.
- ¿Está usted seguro? ¿No sería mejor que fuese a fundar una base en Hawaii?
- No. Tiene que ser Viena. Es indispensable.
- Bueno... pues será Viena. Si, la verdad es que me apetece... ¿Allí hay mucho glamour, verdad? Y óperas y fiestas pomposas en palacetes... Si, voy a planearme un buen viaje a Viena, si señor... Iré sobre Diciembre, que estará aquello muy bonito y...
- Me he permitido prepararte el viaje... Aquí tienes tu billete y una reserva en el Hilton Vienna Plaza. Tu avión sale mañana por la mañana. Por la noche estás invitado a una cena en casa del embajador, donde estarán las más importantes personalidades de la ciudad. Allí podrás establecer muchos contactos que te serán útiles.
- Pero, pero...
- Yo ya he interpretado la obertura. Ahora te toca a ti dirigir el primer acto. Ya nos veremos...


Y desapareció misteriosamente sin decir nada más.

Y aquí estoy yo ahora, esperando para embarcar en el aereopuerto de... en el aereopuerto más cercano a nuestra base secreta. No voy en el jet privado porque en principio esta misión es secreta. Ah, ahí anuncian mi vuelo. Tengo que apagar el portátil porque no me dejan llevarlo encendido en el avión. Son las molestias de viajar como la gente...

Bien, cuando tú, querido lector, estes leyendo esto yo ya estaré llegando a Viena. Durante los días que dure mi misión de investigación no podré escribir aquí, así que tendréis que contentaros con leer las entradas de mis colegas.

Un saludo, amigos. Ya os contaré como me ha ido.

jueves, 16 de agosto de 2007

¿Crónicas Nimendilas?

-¡Buenos días! Hoy, con todos ustedes, una nueva edición de estas Crónicas Nimendilas que, como todos los jueves, alegran sus vidas y ponen un puntito de felicidad en sus corazones.

Hoy empezaremos hablando de... ¡Eh!¡¿Quién es usted?! ¿Que hace aquí? ¿No se da cuenta de que estamos en el aire? ¡Váyase de aquí inme...!

¡Clonk!*
¡Chof!¡Chaf! De nuevo ¡Chof!**

...

...

-¡Buenos días! Hoy, en la edición de las Crónicas, no podremos contar con Nimendil, ya que... Ya que ha sufrido un accidente laboral que lo dejara incapacitado digamos que... para siempre. Tomando el relevo, y para rellenar este espacio de los Jueves, se inauguran estas Crónicas Kiquendilas, conducidas por Gran Ki Nano, que como comprobaran es mucho mejor que el pequeño Nim.

Nuestro primer tema de hoy, y aprovechando que esta de moda, será ensalzarnos a Nos hasta limites insospechados, para alcanzar la gloria y salir del anonimato y además, así se mete un poco de propaganda subliminal, que esta a buen precio y los patrocinadores estarán contentos bla, bla, bla, bla...



Pues vaya mierda de reportaje del Jueves. Me gustaba mas ese maricón del elfo, que aunque fuera marica, por lo menos sabia hablar y no se vendía tanto ni tan descaradamente...

Ahora tendré que coger el gusanometro y no podré oír como escupe contra todos los pilares de la nuestra sociedad moderna...

Tendré que concentrarme en no oler a los Ragnars y Olafs, pero antes era más fácil cuando podía oír su melodiosa voz con los cascos.

Hablando de eso, ¿cómo podía oírle si las antenas del gusano metro impiden que lleguen las ondas a mi pájarocaptor?

Tendré que incluirlo en la lista de preguntas estúpidas y frikis que se esta elaborando con ayuda del Instituto Khazumnónico de Estudios para Anormales, el IKEA de toda la vida.

Bueno, da igual. Mira, allí suben un par de elfillas que no están nada mal. Pero que nada mal.

Lastima que ese pulpo tape la parte más jugosa, aunque si uno se fija bien... De todas maneras, ¿Tendré posibilidades?

No, yo creo que no. ¿Desde cuando una elfa despampanante se fija en alguien como yo?

Bajito, tapón y barbudo. Mierda de vida esto de ser enano.

Es todavía peor, bajita, tapón y barbuda será mi pareja. Como mamá y el resto de las primas.

Aunque bien mirado, donde estén unas buenas patillas peludas, que se quiten el par de razones de esas elfas.

Y, si no, siempre me quedara el recurso del intercambio de razas. Aunque nadie lo vea bien, pero para eso esta la Red de Redes. Bueno, para eso y para atrapar desventurados que sirvan de comida a Ellalaraña.

Pringaos. Como ese elfo, ¿cómo se llamaba? Joder, que memoria pez que tengo, si era el presentador del programa este que ya no voy a volver a oír.

Bah, ¿qué importa? Siempre podré inventarme mi propia versión porno de los cuentos de toda la vida para mandar al Concilio. Con lo verdes que son y están todos allí, eso siempre cuela.

Pero claro, después te vienen que si derechos de autor, que si plagios, que si tu versión ya ha sido inventada...

Y luego esta lo de buscar las fotos, y entonces viene la censura y te machaca, pero claro, a los viejos verdes no les puedes dar un relato sin fotos, porque los que te machacan son ellos.

No merece la pena. Pero algo tendré que entregar, ¿no?

Que he pasado del primer lugar durante mucho tiempo como socio fundador que fui a ocupar un birrioso tercer puesto y luchando por no quedar cuarto.

Que desgracia la mía. ¿Cómo he llegado a esto?

No, si lo sé. Se aliaron todos contra mí. Primero, que si un día para gobernarlos a todos. Eso hace que si tienes algo bueno pero no es tu día, te jodas y tengas que posponerlo, pero claro, lo pospones, pierde actualidad y la cagaste. Después, empezaron con la censura.

Por cierto, tengo que averiguar quien fue el carbón que me mutiló el último proyecto.

Y claro, si ya te cuesta escribir, y lo que escribes te lo recortan, no puedes hacer nada. Y luego esta lo de los botoncitos de las pelotas. Joder, que ahora eso parece un Boeing 714 de los que vuelan a Sydney.

Tengo que llamar a los amigos australianos, quedaron en mandarme semillas de koala para dominar el mundo, pero todavía no me han llegado.

Vaya, ¿qué están haciendo las elfas? Pero... ¡Pero que indecentada! Las dos, ¡y en el gusanometro! ¡Si es que ya no hay vergüenza!

¡Plof!***

-Pero tío, ¡Deja de babearme la cabeza! ¡So cerdo! Mejor aún, ¡deja de mirar a las elfas!

-¿Y a ti que, enano cabezón? ¿Te molesta? Te vas a enterar.

Me esta sacando una espada. ¿A mí? ¿Al campeón de lucha liebre de la comarca?

Por supuesto no le doy tiempo a desenfundar, y antes de que acabe de decir su frase, ya se ha comido mi famoso golpe zanahoria en toda la boca.

Ni que decir tiene que se cae al suelo.

No había contado yo con que cayese encima de las elfas. Justo en ese momento.

¡Hala! Ya están todos los babosos encima. ¡Que especta culo! Bueno, especta culos, que son muchos.

Menos mal que ya es mi parada. Me largo y dejo a estos degenerados. Que se los coman los chutlonians de la ultima parada.

Tengo que pensar algo para entregar mañana...

*Sonido que hace una cabeza blandita y gordita de un blandito y gordito elfo al ser aporreado con un objeto contundente.

** Sonido que hace una cabeza blandita y gordita de un blandito y gordito elfo al ser aporreado con un objeto contundente varias veces y repetidamente en el mismo sitio.

***Sonido de un chorro de babas al caer sobre la cabeza de un enano ensimismado en sus propios pensamientos.

miércoles, 6 de junio de 2007

CN: Un descansito

Quiero anunciar que hasta que termine mis exámenes (3 de julio) no voy a publicar más Crónicas Nimendilas, porque no tengo tiempo para pensar historias.



Pero no preocuparse, porque como diría mi buen amigo...




VOLVERÉ


Así que dejo el Jueves libre. Seguiré publicando mi entrada de los Lunes, y alguna otra los días libres, pero sentiros en todo el derecho para publicar también los Jueves, por lo menos hasta que anuncie mi regreso.






Para hacer menos amarga la despedida, os dejo con esta imagen del Shrugged de Michael Turner.

No se porqué, pero a pesar de ser tan cursi me gusta bastante.




Supongo que será por ese rollito "despedázame bestia", que deja intuir como van a pasar los próximos minutos la bella joven y su peludo compañero....



En fin... hasta otra, amigos.

jueves, 31 de mayo de 2007

CN: Examen de Biología

- Buenos días. En breves momentos comenzará su examen práctico de Biología. Recuerden que no pueden hablar con sus compañeros durante la realización del mismo. Igualmente no podrán utilizar más que su material, así que asegúrense de que entran con todo lo que necesiten. Por si alguno de ustedes duda, les diré que si, necesitarán sus armas.
Solo habrá una puntuación. Los que consigan salir del examen se considerarán aprobados. El resto... que Odín se apiade de sus almas.
Bien, el examen no es difícil, solo tienen que aplicar los conocimientos que han aprendido durante el curso. Aún así, si alguien quiere prepararse mejor para Septiembre, está a tiempo de retirarse. ¿No, nadie? Es la primera vez que nadie se retira, a pesar de las bajas que hay cada año... Ahhh, muy bien ustedes dos se van... bien, les veré en Septiembre, caballeros. El resto, prepárense.

Cuando les nombre pasarán por esta puerta. Una vez dentro, otro profesor les indicará hacia donde tienen que ir. Suerte muchachos, la necesitarán.

¡Acero Negro, Ragnar! Es usted el primero.

¡Berserkir Kamikaze, Skjald! Adelante.

¡Coraza Espinosa, Brock! Rápido, pase.

¡de Litia, Nimendil! Venga, no se duerma.


Mmmmmm... Esa sensación... Ese vuelco en el estomago. La adrenalina que tensa mis músculos. El miedo que atenaza mi cabeza. Es la sensación, ya tan conocida de los exámenes.

Cruzo la puerta. Son los jardines de la Escuela. Le enseño el DNI al profesor y me da una tarjeta con mi nombre.

- Examen 4, vaya por aquel lado y siga el itinerario que se indica en el reverso de su tarjeta de examen.

Vaya, han llenado los jardines de setos creando un laberinto. Me recuerda a un libro que me leí una vez sobre un mago afeminado que tenía que pasar no se qué pruebas idiotas. Buah, ya quisiera yo verle hacer un examen de estos...
Avanzo por el primer pasillo de boj, que según indica mi tarjeta es una prueba común. El pasillo se ensancha, y en el centro hay una planta pequeña, como una cepa de vid, pero con un par de ramas largas y sin hojas que crecen hacia arriba.
Que fácil. Una Parthenocissus tentaculata. Manteniendo las distancias rebusco en la mochila y saco una peonza eléctrica grande que le he comprado a un gnomo en el metro. Me ha asegurado que se mueve bastante. La activo y la lanzo cerca de la planta. En seguida mueve las aparentemente inofensivas ramas y captura a la peonza. Aprovechando, corro hasta el otro lado y me meto en el pasillo de boj. La planta estaba distraída comiéndose la peonza y ni me ha visto.
Sigo por el pasillo. Hay una bifurcación triple. Tiro por la derecha, según pone que haga en mi tarjeta de examen. Llego a otro ensanchamiento del pasillo. No hay nada. Por si acaso avanzo con cautela. De repente noto algo. Una presencia a mis espaldas. Inconscientemente repaso en mi mente el temario. Ya está, Rettis maxilaceae. Un espécimen realmente desagradable de fauna mimética. Su mandíbula superior es como una enorme red, en la que atrapa a sus victimas, generalmente humanoides, y una vez sujetas les inyecta una espiritrompa por la que las va digiriendo. Me tiro al suelo y ruedo hacia una lado. La red se estrella contra el suelo, justo donde yo estaba hace unos segundos. Saco el paraguas de la mochila, y lo abro hacia donde está el Retiario, que ya ha desvelado su presencia. Estaba mimetizado entre los boj de un lado el muy cabrón. El paraguas es demasiado ancho para que pueda atraparlo con la red. Escudándome así llego hasta el pasillo y me alejo de él.
Bien. Hasta ahora fácil. Sigo avanzando hasta que llego a un pasillo recto y muy largo. Esto tiene pinta de prueba. En efecto, ahí vienen. Dos Anthropovespulas acutibrácteas. Las odio. Son avispas gigantes y humanoides. Dos de sus seis extremidades están unidas formando un potente aguijón que utilizan para embestir. Aquí ya no hay truquitos que valgan. Desenvaino mis cimitarras y me preparo para esquivar la embestida. Su punto débil son las alas, así que ahí tengo que atacar. Ya llegan. Me hecho a un lado, esquivando al primero. Cuando pasa, le golpeo un ala con la espada. Mi ataque me impide esquivar con precisión al segundo avispón, que me golpea en un costado con su pincho. Cagenlaputa. No debo huir, porque si no le daré otra vez la ventaja de la distancia, y podrá tomar impulso para su carga. Pero ahora está cerca. Me lanzó sobre él atacando con ambas espadas. Desvío su pincho, bloqueo un mordisco con una espada y le cerceno la cabeza. ¡Zas! Toma ya. Que se joda. Me piro corriendo del pasillo porque seguro que vienen más.
Paso otra bifurcación, y oigo unos pasos que me siguen. Es el imbécil de Baldur, un humano prepotente de familia noble. Al rato llego a otro ensanchamiento, esta vez más ancho. Allí dentro hay un animal grande. Muy grande. Tiene un montón de cuernos y unos colmillos como mi antebrazo de largos. Es peludo como un wookie y grande como un gigante. Pero sé lo que es. Lo conozco muy bien. De los más de quinientos animales que vienen en el libro este es al que mejor conozco. Tranquilamente paso a su lado y entro en el siguiente pasillo. Oigo como Baldur se acerca al monstruo. Me ha visto pasar de largo y probablemente intentará hacer lo mismo. Idiota. Si hubiera estudiado sabría que los Carcalegodones son tremendamente agresivos con todo el mundo, excepto, claro, con los elfos. Escucho un temible rugido a mis espaldas y un repiqueteo. Si mi oído no me falla yo diría que eso parece una espada cayendo al suelo. ¿Y ese ruido? El inconfundible sonido de un cuerpo humano al ser masticado por unos dientes de treinta centímetros. Bien. Un arrogante humano menos.
El pasillo que sigo desemboca en el laguito de la Escuela. Está rodeado de plantas extrañas, con una semillas muy grandes que huelen muy mal. Para continuar es necesario cruzarlo. Pero seguro que hay trampa. Avanzo un poco y miro en el laguito. Vaya, es más profundo que de costumbre. Hay algo al fondo. Saco la linterna y enfoco hacia abajo. ¡La leche! ¡Es un kraken! Pequeñito, pero kraken al fin y al cabo. Yo no pienso cruzar eso. No con un kraken debajo. Cualquier chapoteo en el agua despertaría al monstruo y me comería... Piensa Nimendil, piensa. Por desgracia no llevo una lancha hinchable en la mochila. Miro a mi alrededor. Las plantas estas apestosas. Espera, un momento. ¿Cómo se llamaban? No recuerdo el nombre científico, pero vulgarmente se llaman Zuecos de Santo. Ahí estaba el truco. Sus grandes semillas flotan siempre, independientemente del peso que lleven encima. Fenómeno. Me ato una a cada pie y me meto en el laguito. Deslizándome con cuidado consigo llegar al otro lado.
Bueno, según indica mi examen ya solo me queda una prueba. Por ahora voy bien... solo me han rajado un costado. Al menos no me han amputado nada. Sigo por el siguiente pasillo. Llego a una bifurcación. Hay un armero con lanzas. Mal agüero. Cojo una y sigo por donde se me indica. Llego a otro ensanchamiento del pasillo. Al otro lado está la puerta de salida del examen. Pero entre la puerta y yo hay un monstruoso lagarto de cuatro metros de largo. Vaya, es una prueba de puntos débiles. Hicimos un par de estas en el primer cuatrimestre. Cada especie de lagarto gigante tiene un solo punto débil, pero cada una en un sitio. Vencer al lagarto es relativamente fácil... si reconoces su especie. Bueno, tres cuernos, garras rojas... un Crataegus. Avanzo con mi lanza y el bicho me ataca, esquivo su ataque y clavo mi lanza en su gragante. Nada. Duro como la cabeza de Ki. Pues no es un Crataegus, no. Claro, no me había fijado. Tiene puntos azules en el abdomen. Es un Hidroponius. En su siguiente acometida ruedo por el suelo y le clavo la lanza en el muslo derecho de la pata anterior. Mi lanza rebota. Maldita sea. El cabrón se retuerce y me pega un bocado en la pantorrilla. Con una patada me libero de la presa y me alejo de él. Me fijo mejor a ver que es lo que se me escapa. ¡Anda! Ahí está la cosa... je je. Tiene la cloaca roja como el infierno. Ya me acuerdo de esta especie. Annus irritabilis. Lo que pudimos reírnos en clase. Bien, pues ya se cual es su punto débil. Espero a que me ataque de nuevo. Lo esquivo y dejo que pase. Tomo impulso y le meto la lanza por el culo. Hala. Literalmente empalado. Se ha quedado jodido, nunca mejor dicho.

Bueno... examen terminado.

Balance de daños. Corte en el costado y pantorrilla desgarrada. No está mal... Ahora a preparar el siguiente examen. No quiero ni pensar como será el de química...

jueves, 24 de mayo de 2007

CN: La verdad sobre Caperucita Roja

Aunque parezca que en este post voy a hablar sobre Red Sonja y hacer unas comparaciones sobre sus aventuras y el cuento de Caperucita Roja, no es cierto. Así que os quedáis con las ganas de ver imágenes (de esas que os gustan, pícaros, y que Tío Nimendil os pone para que disfrutéis) de la roja con su espada. Recordad que hoy es Jueves, esto son las Crónicas Nimendilas.

***

Todo el mundo conoce el cuento de Caperucita Roja. Pero como casi todo en lo que creemos, es falso (excepto los Reyes Magos y el Ratón Pérez, que si existen)(y excepto la estrella de la mañana de Khazum, que ¡es cierto que tiene tornillos!).


Pero mi abuelo, un elfo de muchos, muchos años, recuerda aún la historia tal como sucedió. Un día decidió contarmela, para que no cayera en el olvido. Aquí la transcribo yo, tal y como el me la relató:


“Como sabes, hijo (los abuelos siempre llaman ‘hijo’ a su nieto, no se sabe porqué), yo siempre he sido un gran amante de la naturaleza, como todos en esta familia. Hubo un tiempo, hace ya muchos años, cuando el metro aún no llegaba hasta Alcobendas, en que la naturaleza se extendía por el mundo. Los bosques cubrían el mundo. Sin ir más lejos, aquí, en la piel de toro, todas las aves podían ir de Norte a Sur sin tocar el suelo. Y pensarás que esto no es un gran logro, porque las aves vuelan, pero también hay aves que no vuelan, como...


-La historia, abuelo, la historia...


- Ah, si, si, la historia. Pues yo, como amante de la naturaleza, solía dar largos paseos por los bosques. Y un día de estos me ocurrió algo insólito. Bueno de hecho casi siempre me ocurrían cosas insólitas, pero de eso te hablaré otro día. Pues total, que iba yo entre la floresta cuando un destello me llamó la atención. Me acerqué al camino y vi a una muchacha elfa que andaba por el camino. Iba cubierta con una capa larga de un intenso color rojo. Sabes, entre los habitantes de los bosques existe la creencia de que si vas de rojo, los espíritus malignos y las drychas no te atacan. Ella era muy bella, y yo la seguí, escondido entre los árboles. Un poco más adelante había una encrucijada. Allí esperaba un hombre. Un guerrero, de los clanes bárbaros del norte. En ese momento no me fijé, pero por el emblema de su peto pertenecía al clan Fenris. La elfita casi se choca con aquel hombre. El hombre inició la típica conversación de caminantes que se encuentran, que día tan bonito, hoy luce un sol precioso, ¿hacia donde vas? La muchacha, inocentemente, le contó que iba a visitar a Grustulinges la Vieja, la bruja de la zona, que casualmente fue madre adoptiva de la madre de la joven. La vieja era humana, pero decían que había vivido cientos de años. El guerrero, osado él, intentó tontear con ella y le ofreció acompañarla. Ella, tan inocente, le dijo que su abuela siempre le decía que no se fiara de nadie en el bosque. Así charlando, acordaron hacer una carrera hasta la casa de la bruja. La elfa, que cada vez me parecía más tonta, aceptó. Cada uno iría por uno de los caminos y quien llegase antes ganaba.


Yo no supe que hacer en aquel momento. Claramente no me fiaba del bárbaro, pero no quería que la muchacha fuese sola. Tenía que vigilar a uno de los dos. Al final decidí seguir al hombre. Si intentaba hacerle algo a la chica yo podría intervenir. Cada uno se fue, pues, por un camino. Yo iba entre la maleza, siguiendo al guerrero. De repente, después de unos diez minutos, el hombre se paró y empezó a hacer cosas raras. En ese momento me fijé en el símbolo de los Fenris sobre el cuero de su armadura. Temblaba y le daban espasmos. Comenzó a cambiar: la cara se le afiló, le creció pelo, sus manos se convirtieron en zarpas. Yo nunca había visto nada igual, estaba aterrorizado. Un par de minutos después no quedaba ni rastro de aquel hombre, solamente su hacha, solitaria, yacía en el camino, al lado de la criatura, mitad hombre mitad lobo. Una bestia de terrible apariencia, que parecía salida del mismísimo infierno, y que sin embargo había visto formarse ante mis ojos. Créeme hijo que nunca verás nada más extraño en tu vida que lo que yo vi aquella tarde.


- Abuelo, ¿te he contado lo que me pasó el otro día en el metro? Eso si que fue raro. Porque hombres-lobo veo cada luna llena, dando la murga con sus aullidos.


- Pero Nimendil, hijo, esto no era un hombre-lobo. Recuerda que era por la tarde, y faltaba una semana para luna completa. Ese tío era un cambia pieles, un brujo multiforme. Antes de que yo me repusiese de la impresión echó a correr por el camino. Yo vencí mi terror y corrí detrás de él, tratando de no pensar en lo que le podía hacer a la chica si la encontraba. Pero aquel monstruo corría sobre las cuatro patas y me sacó mucha ventaja. Después de varios minutos de fatigosa carrera, llegué a una casa. Sospeche que sería la casa de la bruja. Desde fuera oí a la elfita hablar. Por si acaso miré por la ventana discretamente para ver la situación. El brujo estaba tirado en la cama, con las fauces llenas de sangre, rodeado de los ropajes sanguinolentos de la vieja. ¡Se la había comido! Tenía que hacer algo para que no repitiera con la muchacha, que estaba allí hablando con el horrible ser.


- Pero, abuelo,.¿Y la chica no veía al monstruo en la cama y toda la sangre?


- Pues eso mismo pensaba mientras estaba allí fuera. Parecía tonta la niña. Luego, más tarde descubriría el porqué no se iba. Ten en cuenta, hijo, que eso fue hace muchísimos años. La ciencia no estaba tan avanzada como hoy en día. Y ya sabes del problema que tienen muchos elfos, la miopía aguda. Ahora con unas lentillas todo se soluciona, pero en aquellos tiempos no. Incluso he oido por la radio que ahora hay unas lentillas de Ojo de Sauron... Pero continuemos con la historia. Yo decidí intervenir, por suerte llevaba en la mochila mi hacha desmontable y mi ballesta de mano. Mientras montaba el hacha y amartillaba la ballesta oía la siguiente conversación:

- Abuelita, que despeinada estás hoy.
- Bueno, hoy y siempre hijita, es por eso de que soy bruja y tal...
- Abuelita, que ojos más rojos tienes hoy.
- Ahyyy, si hijita, es por ese cáñamo que quemo en mi hogera
- Abuelita, que peluda te veo...
- Claro, niñita, esque aquí en el bosque no me depilo, total, si no me ve nadie.
- Abuelita, ¿te has puesto dentadura postiza nueva?
- Bueno, dejemonos de tonterías, ¡No! No llevo dentaduras, ni leches. ¡Son mis propios colmillos con los que te voy a despedazar después haberte violado!

Esta parte la suavizaron luego en la versión para niños de la historia. Bueno, en ese momento entré yo. Le disparé dos dardos con la ballesta, después me arroje sobre él con el hacha. La elfa, que por fín se pispó de que iba todo, se quitó de enmedio. Menos mal, no hay nada peor que una mujer en medio de un combate.

- Abuelo, que anticuado estás. Las mujeres también combaten, y tan bien como los hombres. No seas machista.

- Bueno, bueno. Pues allí estaba yo, dandole hachazos como un bestia. El muy cabrón se defendía, y me hirió un par de veces. Mira esta cicatriz... Pero al final, después de un intenso combate, le corté la cabeza y acabé con él. Mientras limpiaba mi hacha entró la muchacha, conmocionada y me contó lo de las lentillas, vamos, lo de que era medio ciega y un poco sorda además, y por eso no se dió cuenta de que no era su abuelita, sino el monstruo. Y la muy inocente me preguntó si podríamos abrir al lobo para sacar a su abuelita de dentro. Bueah, ni que esto fuera Bambi o esas mariconadas de historias. De una patada metí el brazo humano que había en el suelo debajo de la cama y le dije a la chica, para no asustarla, que no, que su abuelita ya había ido al cielo. Era una mentira piadosa, claro, su abuelita estaría pudriendose en el Infirno, la muy bruja. Pero no se lo dije para no alterarla más.

- ¿Y que pasó luego, abuelo?

- Pues me puse a enterrar al ser, para no dejarlo por ahí tirado. Cavé una fosa y lo tiré dentro. Cuando iba a taparlo, llegó un hombre, un leñador del pueblo. ¿Quiere que le ayude, amigo? Me dijo el muy hipócrita. Y me ayudó a tapar la fosa. Recogimos a la muchacha que estaba por ahí llorando y fuimos hacia el pueblo. Por el camino le conté la historia. Cuando llegamos, él se la contó a los del pueblo, exagerando algunas cosas, como que el cavó la tumba solo porque yo estaba muy débil. Varios días después, cuando volví a pasar por aquel pueblo, oí a alguien hablar de la historia, pero ya no era yo solo el que abatía a la bestia, solamente ayudaba en el combate.
Y así la historia fue cambiando y cambiando hasta que yo ya no aparecía en ella y la abuelita vivía, y la moza elfa era una niñita pequeña humana y el leñador era el héroe. Como siempre, los humanos cambian las historias a su antojo... aaaah. Bueno, muchacho, ¿te ha gustado, eh? El próximo día que vengas a verme te contaré otra de estas historias mias. Pero no olvides traer alguna cervecilla o algo, da mucha sed contar historias tan largas.

***

Y como todos los cuentos, este también tiene su moraleja. En la versión cursi, la moraleja es que no hables con extraños. En la versión real, la moraleja es, "nunca salgas de casa sin tu hacha desmontable."

La semana que viene, más, queridos amigos frikis. Hasta entonces.

jueves, 17 de mayo de 2007

CN: Expansión del frikismo

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jueves, 10 de mayo de 2007

CN:

Queridos amigos frikis, este jueves no hay Crónicas Nimendilas. ¿Porqué?, os preguntais entre lamentos, ¿que hemos hecho para merecer esta desgracia? Pues la respuesta es sencilla, amigos. Esta semana no he sido previsor y no tenía la entrada preparada, y claro, me ha pillado el toro.

Pero no tengo yo la culpa. La culpa la tienen el duelo de poemas, la preparación de los exámenes, los millones de horas de prácticas que tengo y la preparación de mi nuevo personaje para las partidas.



Pero sobre todo, la culpa la tiene este hombre:









Si señores. Thor, dios del trueno, tiene la culpa. Él y el comic que me estoy leyendo y que hace que me olvide de escribir mis entradas.



Pero no es él único culpable. Hay muchos más:








Si. Muchos más.







Muchos, muchos más.





Muchos. Todos reunidos. Páginas llenas de ellos. Esos tios en mallas brillantes que salvan el mundo.


Pero no solo ellos tienen la culpa. También es gente como la salvaje del pelo rojo:


Toda esta gente, además de "La mano izquierda de la oscuridad", de Ursula K Le Guin, uno de templarios que tengo en la cola (haciendo cola me refiero, no vayais a pensar mal), el comic ese extraño de Star Wars del que ya hablaré más adelante y la serie de Flash Gordon, son los culpables de que hoy no haya crónicas Nimendilas. Así que, si quereis leer mis aventuras la semana que viene, más os vale ir a la librería más cercana y compraros todos los siguientes números de Conan y Red Sonja y Power Girl y de todos los tios en mallas que pilleis. Porque si no, iré yo y me los compraré y no escribiré entradas.

jueves, 3 de mayo de 2007

CN: Cthulonians en el metro

Otro jueves más, Nimendil os ofrece una nueva entrega de las Crónicas Nimendilas. Hoy llega un poco tarde, se que estábais ansiosos, pero no he podido publicarlo antes, debido a mi apretada agenda.


*****


La verdad es que esto se podría considerar una experiencia científica. Nunca antes había intentado respirar con un tentáculo de un palmo de ancho pegado en la cara. Y maldita sea que es complicado. Sobre todo cuando tengo que evitar que me acuchillen, parando los golpes con un zapato viejo.


Todos los días a las 12:20 de la mañana, el radiador de clase emite unos extraños sonidos, como un repiqueteo. Hartos ya de soportar el ruido, que nos despierta de nuestras agradable siestas mañaneras, un par de compañeros y yo hemos decidido investigar su procedencia. El laboratorio de Hidráulica está cerca de clase, y como estos trastean mucho con las tuberías fuimos a ver si tenian algo que ver. En el laboratorio no había nadie y hurgamos un poco entre los trastos y tubos. Detrás de un rotavapor de medición inversa vimos una trampilla abierta por la que bajaban algunos tubos de las calderas. Eran las doce y cuarto y había que darse prisa para averiguar que emitía el desagradable ruido que tan buenos sueñecitos nos amargaba. Y sobre todo había que darse prisa para que no nos pillasen metiendo las narices en el laboratorio. Nos colamos por la trampilla y bajamos por unas escaleras. La oscuridad era casi absoluta y ni siquiera con mi visión nocturna de elfo distinguía donde estábamos. Uno de mis colegas, el enano, que ve mejor en la oscuridad nos dijo al humano y a mi que estabamos en un túnel que parecía ser de metro. Nada más decirlo, confirmando sus palabras, se oyó el rugido de un tren. Al poco pasó un metro. Vacío. Las tuberías vibraron. He ahí la causa del ruido. Ya podíamos subir tranquilos a clase. Pero no. Ragnar tuvo que apuntar lo obvio. ¿Por qué pasa el metro por debajo de la Escuela y por qué solo lo hace a las doce y veinte? Era lo que necesitaba Gork, el enano, para lanzarse por el tunel a investigar. Malditos enanos... es ver un túnel oscuro y se les hace el culo pepsicola. Esperadme aquí dijo el muy cretino. Como si pudiesemos hacer algo sin su visión de puto enano. Al rato volvió, diciendo que este túnel era un ramal que se separaba de la Linea 6 un poco más atrás. Como ya habíamos perdido media clase decidimos seguir el túnel para ver si llevaba a alguna cochera de trenes o un taller o algo así. Después de unos minutos andando comenzamos a oir un murmullo. A nuestras espaldas se oyó un chapoteo. Una rata. Al rato el murmullo se parecía a un cántico. Nos pusimos a discutir si seguíamos o no. En ese momento caímos en que Ragnar ya no estaba con nosotros. Volvimos a oir el chapoteo, y del miedo salimos corriendo hacia delante. De repente vimos luz al final del túnel. Una luz roja y titilante. Con precaución y mirando hacia atrás, por si acaso, avanzamos hasta el final. El túnel desenbocaba en una gran cavidad donde estaba aparcado el tren vacío. Había varías hogueras, que iluminaban a una multitud de figuras allí reunidas. Había gentes de varias razas, pero sobre todo había criaturas extrañas. Criaturas no humanoides, que recordaban a babosas mutantes zombis hiperdesarrolladas.




El cántico formaba palabras: ¡Iä! ¡Iä! ¡Cthulhu fthang! Nos fijamos en que entre todos los que allí reunidos había dos prisioneros: un hombre y una chica. Estaban atados de pies y manos, pero no amordazados. ¡Iä! ¡Iä! ¡Cthulhu fthang! El cántico tomaba fuerza. Una figura se destacó entre las demás, alzando los brazos en un gesto sacrílego. Una elfa oscura. No llevaba ropa y gritaba en un lenguaje extraño. La caverna tembló, y de entre las tinieblas del fondo de la sala avanzó un Ser. Su mera presencia era un insulto a la visión. Movía sus tentáculos de forma blasfema. Su rezumante masa de carne hedía.






A mi lado, Gork vomitó. Dos encapuchados avanzaron llevando al prisionero. A una señal de la bruja drow, los encapuchados desenvainaron sendas dagas curvas y las clavaron en el vientre del hombre. Exaltado por los gritos del infeliz hombre, el viscoso Ser alzó uno de sus tentáculos y rozó con él a varias de las babosas mutantes. Entonces comenzaron a cambiar. Sus cuerpos iban tomando forma de cuerpos humanos. En pocos momentos aquellas babosas hediondas se habían convertido en un grupo de ejecutivos trajeados, niños de uniforme y viejecitas amables. Con una sonrisa se subieron todos en uno de los vagones del tren vacio. Los muy cabrones... Los encapuchados cogieron a la chica prisionera. Todavía quedaban otra docena de babosas. Había que hacer algo para detener aquella locura. Y me había dejado mi espada en la taquilla. No hizo falta. Algo babeó sobre mi hombro y antes de darme cuenta estaba envuelto en un tentáculo. El grito de Gork me indicó que él también había sido cogido por otro tentáculo. Todos los sectarios dejaron lo que estaban haciendo y vinieron corriendo hacia nosotros. No estabamos en muy buena situación, pero por lo menos habían dejado a la chica. Uno de los sectarios de las dagas se acercaba a mi con intenciones poco amistosas. Tanteé el suelo para ver si había algo que me sirviese de arma. Solo encontré un zapato. ¿Por qué siempre hay zapatos por ahí tirados? ¿Es que cuando a la gente se les caen no se dan cuenta? El tentáculo me apretó aún más. El fanático intentó apuñalarme. Desvié la estocada con el zapato. Por los pelos.


Y aquí estoy yo, en un túnel lleno de babosas mutantes, sectarios fanáticos con puñales afilados, drows desnudas, un tentáculo asqueroso asfixiándome y un zapato viejo en mi mano. Genial. Si que es una experiencia cinetífica, si. Estudio sobre el pánico en un sujeto a punto de volverse loco de atar, se podría llamar mi estudio. ¡Por Crom! ¿Que ha sido ese ruido? Mierda. Era Gork. Se lo acaba de zampar el bicho que me está estrangulando. El siguiente soy yo. Solo me queda una solución. A ver si desvío el puñal del loco pirado este para que se lo clave al tentáculo y me suelte. Bien, ya está. Salgo corriendo. Todos se alteran mucho. El bicho me persigue. Lo oigo seguirme. El otro bicho grande se acerca. Salto y esquivo el pseudópodo que lanza hacia mi. Todos los sectarios gritan. ¿Que pasará? Vaya, se están pegando los bichos entre ellos. Qué suerte. Aprovechando la confusión me acerco hacia la chica. Le quito las ataduras. Vaya... Menuda elfita iban a sacrificar estos pirados.* Después de las presentaciones formales y de rigor (los elfos somos asín), nos dirigimos discretamente hacia la salida de la caverna. Pero claro, como no podía ser de otra manera, nos ven. Aún queda un resquicio de esperanza. Los dos engendros con tentáculos se están matando entre ellos y han caido sobre los fuegos. La oscuridad nos envuelve. No vemos nada, el túnel es negro como el pecado. No sé como vamos a encontrar la escalera de la escuela en esta oscuridad. Luz. Hay luz. Pero viene de atrás. Y ese ruido... Mierda, los putos chulus han arrancado su tren.
-¡Corre, elfita, corre!- Le digo. Lllegamos a una bifurcación del túnel. Es la línea 6. Si nos damos prisa podemos llegar a la parada más cercana. Viene otro tren de frente. El tío nos ha visto, porque está frenando. De repente aparece el tren de los sectarios. Por suerte la vía lo manda en la otra dirección. Pasamos al lado del tren que ha parado, ante el asombro del conductor. Ahí está la parada. Subimos al andén y nos mezclamos con el gentío. Ya estamos a salvo.



Bueno, al final todo ha salido bien. Me he librado de los malos y he salvado a la chica. ... ¿Que? Aaaah, si... bueno, he perdido a dos compañeros en el intento. Pero bueno, así es la vida... Unos se sacrifican para que otros triunfen y se lleven los laureles. Es duro, lo sé. Pero como hoy soy yo el que me he llevado el premio, pues no me importa.

***




Ahí queda eso. Ha sido un placer compartir con todos vosotros mis aventuras.





Quiero aprovechar para felicitar a una vieja amiga que empuñó sus armas junto a nosotros hace unos años. Feliz cumpleaños, elfa oscura.




*Que cada uno se la imagine como quiera. Hoy no voy a poner fotos ni dibujos, que encima que os los pongo para que disfrutéis no hacéis más que criticarme. Pues hala, sin foto de la elfita maciza.

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