NV - À bout de souffle (1959)

Creo que todo el mundo debería iniciarse (al menos) en la Nouvelle Vague. Este movimiento ha sido esencial para el desarrollo del cine actual, y no dista mucho de lo que hoy conocemos como “cine indie” o “cine independiente”. Tal vez porque ambos movimientos surgen en momentos de estancamiento del cine y aplican los mismos presupuestos de ruptura.

Al ver un par de películas de la Nouvelle Vague, uno estará en condiciones de aseverar si le gustaron, o sí por el contrario le parecieron una estupidez. Entonces debería el espectador continuar, cualquiera que sea su posición, viendo películas de la Nouvelle Vague, en momentos de su vida en los que observe cambios, que se pueden traducir, entre otras muchas cosas, en cambios en su percepción del cine. De hecho el espectador no solo debería hacer este pequeño experimento con la Nouvelle Vague o con el cine, sino también con muchas otras cosas a las que a veces es necesario darles dos o tres oportunidades más.

Y puesto que esta es mi opinión (y además estoy haciendo un trabajo sobre la Nouvelle Vague) voy a comenzar un ciclo acerca dicho movimiento.

Para empezar A bout de Souffle, del fantástico director francés Jean-Luc Godard.


“A bout de souffle” es la primera película que dirige Godard. Basada en un argumento escrito en colaboración con Truffaut, es una de las películas que mejor define la esencia de la nueva forma de hacer cine: sin guión previo, escenas casi improvisadas, grabaciones cámara en mano y escasa iluminación. Además, esta película define visualmente el estilo puro de la Nueva Ola francesa: realismo y acción ininterrumpida a través de imágenes frescas y luz natural.

Sinopsis

Michel Poiccard (Jean-Paul Belmondo) es un ladrón de poca monta. En su huída hacia París después de haber robado un coche, mata a un policía. En París busca a Patricia (Jean Seberg), joven americana de la que está enamorado, y le propone ir a Roma. En principio ella se niega. Durante todo este tiempo, la policía ha estado siguiéndole la pista a Michel, y pide a Patricia su colaboración. Mientras la pareja espera a un contacto que les facilitará el dinero para huir a Roma, Patricia llama a la policía y delata a Michel, quién decide esperarlos en vez de huir.