domingo, 2 de marzo de 2008

El Capitán Litia se une a los Vengadores

El Capitán Litia miró a los jugadores contrarios. Los orcos negros intentaban intimidar a los jugadores humanos mostrando sus poderosos colmillos. Pero él estaba tranquilo. En sus ojos se vio el reflejo de fuegos lejanos. Y recordó.

Hubo un tiempo en que el reino de Litia estaba sometido por el cercano reino de Berilia. Los habitantes de Litia debían pagar elevados tributos y los soldados berilianos campaban a sus anchas, entregándose al pillaje y al saqueo. En lo más profundo de los bosques vivía un grupo de rebeldes litios, los pocos librepensadores que habían escapado al yugo de Berilia. Estos rebeldes mantenían viva la esperanza de reconquistar su reino y expulsar a las tropas invasoras. El Rey había perdido una pierna en una de las últimas batallas que libraron antes de ser totalmente conquistados, y no podía dirigir a su pueblo en una reconquista. Con este propósito decidieron crear una figura, un icono que devolviera la fuerza al pueblo y les hiciera luchar. Para ello eligieron a Stiff Ragnar, uno de los pocos niños litios que había podido refugiarse en el bosque. El muchacho debía convertirse en el hombre que liderase la rebelión y guiase a su pueblo a la libertad.

El pequeño Stiff fue entrenado en el arte de la guerra por los mejores maestros de armas y aprendió a manejar la palabra y a comprender la ciencia con los filósofos más reconocidos. Los magos y los brujos lo alimentaban con pociones y bebedizos que potenciaban su cuerpo por encima de las capacidades de un humano normal, hasta que el muchacho se convirtió en un joven y valiente caballero, dispuesto a reconquistar Litia y vengar las afrentas sufridas por su pueblo.

Para que el pueblo lo reconociese, Stiff vistió una armadura con los colores de la bandera litia, y de los mismos colores pintó su escudo. En su yelmo engarzó una runa blanca, la runa de Litia.


Armado de esta guisa reclutó a unos cuantos guerreros por los pueblos cercanos y comenzó la ofensiva contra Berilia. Después de todos estos años, los berilianos ya no se esperaban una revuelta seria, y el férreo control que antes habían mantenido estaba ahora muy relajado. Gracias a esto no fue muy difícil recuperar gran parte de la zona rural del sur del reino. Por cada pueblo que reconquistaban más hombres se les unían. La gente seguía a Stiff con esperanzas renovadas, y comenzaron a llamarlo Capitán Litia.

El creciente grupo de guerreros que se reunía bajo el liderazgo del Capitán Litia ya no podía considerarse como una turba de pueblerinos descontentos, sino que cada vez cobraba más fuerza, hasta llegar a ser un pequeño ejército. Esto preocupó a los generales de Berilia, que decidieron aplastarlos de una vez por todas. Reclutaron un contingente de tropas para el que incluso contaron con la ayuda de los clanes orcos del norte de Berilia.

Ambos ejércitos se encontraron en los vados del río Yarduin y disputaron una cruenta batalla. Los berilianos eran más en número y venían confiados por sentirse superiores, sin embargo estaban cansados por el viaje. Los hombres del Capitán Litia eran menos numerosos, pero los inflamaba el deseo de venganza, estaban descansados y contaban con la ventaja del terreno, pues era su tierra, y la conocían perfectamente. Al caer la tarde los pocos supervivientes berilianos se batían en retirada. La conquista de la ciudad y el castillo de la capital del reino y la expulsión del resto de berilianos hasta la frontera fue relativamente rápida, y en dos semanas Litia volvía a ser libre y el Rey cojo volvió a ocupar su trono, usurpado durante tanto tiempo.

Pero hubo algo que ni siquiera el Capitán Litia pudo prever. Cuando libraban las ultimas escaramuzas para recuperar las torres fronterizas, vieron una columna de humo que se elevaba desde el sur, desde el castillo de Litia. El Capi y diez de sus mejores guerreros cabalgaron sin descanso hasta el castillo, pero cuando llegaron, a la puesta de sol, era demasiado tarde. Un guardia moribundo les contó la tragedia: la noche anterior habían sido atacados por el clan orco de Grusk el Reventador. Se debían haber quedado escondidos por la zona después de la batalla del Yarduin y atacaron aprovechando que el ejército estaba en el norte y la ciudad había quedado desprotegida. Nadie sobrevivió a la matanza. El caudillo orco contaba con tres docenas de feroces guerreros y tuvieron tiempo de saquear a gusto la ciudad antes de huir de nuevo. El Rey y su familia fueron empalados en el patio de armas.


En la torre más alta del castillo arrasado, el Capitán y sus diez guerreros hicieron un juramento. Buscarían la venganza hasta que no quedase ni uno sólo de los orcos de Grusk el Reventador y los perseguirían hasta el mismo Mordor si fuera necesario. Juraron y se dieron a si mismos el nombre de Vengadores.

Entonces el Capitán Litia cabalgó por todo el reino, reclutando a todos los hombres que pudieran empuñar un arma, y reunió un ejército de miles de hombres que dirigió contra Berilia. Pasó la frontera y continuó adentrándose en el reino, arrasando todo a su paso. Cegado por la ira no vio el peligro en el que se adentraba hasta que fue demasiado tarde. En el corazón de Berilia se vio rodeado por los ejércitos enemigos. El Rey había huido ante el avance del ejército litio y en su lugar, Grusk el Reventador se había nombrado general de los batallones berilianos.

El Capitán y sus tropas, al verse rodeados se hicieron fuertes alrededor de una colina y esperaron para resistir allí. El choque de los ejércitos fue brutal. Los guerreros de Litia se veían superados por diez a uno. Las tropas de Berilia avanzaban, oleada tras oleada para estrellarse contra un infranqueable muro de espadas. Pero poco a poco la fuerza de los litios fue disminuyendo y sus escudos se quebraron. El Capitán Litia y sus hombres retrocedían cada vez más sobre las colinas, empujados por los guerreros orcos, que ahora lideraban a las tropas de Berilia. A pesar de su superioridad, Grusk el Reventador no conseguía aplastar al Capitán Litia. Varios días duró la batalla, y en cada uno de ellos ambos bandos sufrieron numerosas bajas. Al final del quinto día, los Vengadores resistían solos en lo más alto de la colina, como una isla sobre el mar de cadáveres que cubría la llanura circundante. Los berilianos, tanto orcos como humanos, también habían sido masacrados. Sólo Grusk con cincuenta guerreros rodeaba aún la colina.

El Capitán Litia sonrió. Estos orcos que tenía hoy delante en el campo no parecían ni la mitad de temibles que aquellos que los rodearon aquel día en la Colina Sangrienta. Sonrió y recordó también como el caudillo orco los conminó a rendirse.

Grusk veía como los poderosos Vengadores diezmaban a sus hombres. Aprovechando que todavía mantenía la ventaja numérica, ordenó retirarse a sus guerreros.

- ¡Ríndete Capitán Litia! He reventado a tu ejército y puedo reventarte a ti. Ríndete y os perdonaré la vida a ti y a tus hombres.

Una tonante carcajada resonó por todo el valle, espantando a los cuervos que se alimentaban de los cadáveres.

- ¿Rendirme? ¡Rendirme!


- ¡¿Es que piensas que esta runa de mi cabeza significa Berilia?! ¡Vengadores! ¡A la cargaaaa!


Habían pasado sesenta años desde aquel momento. Tanto Litia como Berilia se habían recuperado de la terrible guerra y ahora se veían envueltos en nuevos conflictos. Pero las viejas enemistades se convierten en nuevas alianzas, y ahora ambos reinos luchan unidos junto al reino de Horn contra otros enemigos comunes. Sin embargo los viejos odios nunca mueren y un beriliano y un litio nunca pierden la oportunidad de liarse a tortas. Y el mejor lugar para esto es un campo de Blood Bowl.

El más famoso equipo de Litia, los Vengadores, recuerda al gran grupo de guerreros que resistió en la Colina Sangrienta. Los Reventadores, el equipo orco más famoso de Berilia rinde homenaje al gran cacique que cayó en tan terrible batalla.

Un buen día, en el campo de entrenamiento de los Vengadores de Litia se presentó un hombre. Vestía los colores del equipo y lucía una runa blanca en su frente. Dijo ser el Capitán Litia y que a partir de ahora dirigiría al equipo. Algo en su actitud, en su voz, y en los ojos que se adivinaban bajo la máscara hizo que nadie se opusiera a tal decisión. La semana siguiente el Capitán Litia saltó a los campos de Blood Bowl como estrella de los Vengadores.

Muchos dicen que es imposible que sea el verdadero Capitán Litia. Sesenta años después de la Batalla de la Colina Sangrienta los pocos supervivientes han muerto. Algunos rumores extendidos por los más viejos, los que eran niños en aquellos tiempos, dicen que es el auténtico Capitán Litia. Según dicen, los brujos dotaron al Capitán Litia de fuertes magias y le concedieron una larga vida. Nadie sabe quién es, pero todos lo adoran. Cuando salta al campo, la afición se pone en pie. Cuando anota, los estadios tiemblan. Cuando saluda, el público ruge: ¡Capi! ¡Capi! ¡Capi! ¡Capi!

Stiff Ragnar sonrió. Aquel día, después de cinco combatiendo, masacraron a Grusk, a sus orcos y a los humanos que aún se les oponían. Hoy no sería problema marcar unos touchdowns y llevarse a un par de orcos por delante.

4 cosas (no) relacionadas:

Ki dijo...

¡Capi!
¡Capi!

¿Sera capaz de masacrar a un kroxigor?

Bano Tuk dijo...

A luchado junto a al dios Thor... Es el Capi, Thor salve Litia...

Nimendil dijo...

Es capaz de eso y mucho más, Ki.

Khazum dijo...

JAjaja, acaso esta runa significa que soy de Berilia ? ajajaja

Menos mañ que no me tendré que enfrentar de momento al Capi...

!AU AU AU¡

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