Los Hombres de Harrison I

Como recordareis, Susi Tormenta y Sudoku habian sido encerrados en las celdas negras por asalto a mano armada...


Al principió pensó que se trataba de los carceleros otra vez. Ya no sabía si era de día o de noche. En las celdas negras es difícil medir el tiempo. Los días se cuentan por el número de las escasas comidas. Se dio cuenta de que no era Murg con el plato de bazofia de cada día por que no sintió las patadas que solían acompañar su presencia. Se preguntó si ya estaba muerta. Nada había sido lo mismo desde aquel accidente en la casa noble. Ya no tenía magia. La llamaba y no venia. Todo sería mucho más fácil si tuviera su magia consigo. Sentir el poder fluyendo por sus venas le reconfortaría.

No se dio cuenta de que la levantaban en vilo y se la llevaban. Tampoco de que vertían por su garganta un líquido espeso, dulce como la miel y aun así, repugnante. Lo último que pensó antes de caer inconsciente fue que así debía de ser el Valhala.

Se despertó en una cama de plumas. El sol le daba en la cara produciendo una sensación muy agradable. Lentamente se percató de que ya no se hallaba en la celda. En ese momento, una figura embozada con una capa negra y una capucha que le cubría el rostro entro en la habitación.

- Buenos días. Los maestros te esperan. Vístete y acompáñame.

Miro hacia donde señalaba el hombre. Se trataba del la ropa carcelaria. La lana basta y sin cardar no le sentaba demasiado bien, pero era mejor que nada. Se vistió y salió de la habitación. Recorrió pasillos que parecían interminables hasta llegar a una sala iluminada por antorchas. El la chimenea chisporroteaba un alegre fuego. Otra figura embozada en una capa similar la esperaba sentada en un amplio sillón de grandes brazos.

- Buenos días, Susi Tormenta. Nos alegramos de que estés restablecida.

- ¿Quién es usted? ¿Qué hago aquí? ¿Qué quieren de mí?

- Todo a su debido tiempo. Hay cosas que aun no debes saber. Como habrás adivinado, somos miembros del Gremio de Ladrones. Mi nombre no importa, solo que actúo siguiendo órdenes de las más altas esferas… Os hemos sacado a ti y a tu amigo el gnomo de las celdas negras porque necesitamos vuestra colaboración.

- ¿Sudoku? ¿Sigue vivo? No lo creía posible. Le oí gritar mientras lo torturaban.

- Sigue vivo, pero lamentablemente tienes razón. No está en muy buenas condiciones después de lo que le hicieron. Le quedaran marcas, y como tú, ha perdido un dedo. Lo siento, no pudimos sacaros antes. Respecto a lo que queremos que hagas…

- ¿Y si me niego?

- Susi, Susi, Susi… Negarse no es una opción. Además, te aseguro que te gustara. Se trata de Harrison.

- ¡Ese bastardo! ¡Dejádmelo a mí! ¡Lo mataré!

-Sabía que nos entenderíamos.

Historia basada en la partida Los Hombres de Harrison del 11 de Octubre, masterizada por mi.