Informe de viaje: Viena

Queridos amigos del planeta azul (y de otros, si se diera el caso), como ya sabéis, volví el domingo pasado de Viena, de cumplir una importante misión. Y como ya dije, voy a hablar un poco sobre mi viaje. Aunque, eso si, como no puedo desvelar ciertas cosas porque son información confidencial de la organización, me limitaré a comentar mis impresiones personales.



Viena es una ciudad preciosa. Por lo menos su zona céntrica, porque supongo que tendrá zonas periféricas modernas igual de feas que en el resto de ciudades. No os lo puedo decir porque yo solo me moví por la zona clásica. Aunque probablemente la zona "fea" de Viena no sea tan fea, porque en Austria todo se hace con buen gusto.

La gente es amable y siempre dispuesta a ayudar con su Bitteschen, may I help you? o cosas similares. En cuanto detectan que eres extranjero te hablan en inglés e incluso en italiano, que al parecer ahí todo el mundo sabe. Puede que sea por la gran cantidad de turistas italianos que hay. Pero no solo italianos, Viena está llena de turistas. Desde todas partes del mundo llegan autobuses y aviones cargados de bulliciosos turistas ansiosos de visitar la ciudad de los músicos.

También hay cantidad de museos, de los que visité la inmensa mayoría. He de decir en su contra que estaban demasiado saturados de arte moderno. Mucho Klimt y Schielle. Klimt todavía me gusta algo, pero a Schielle no lo soporto. Me llevé una grata sorpresa con la exposición de Kolo Moser (que, a pesar de su nombre, no es un luchador de pressing catch), pues iba dispuesto a despreciarlo, un poco saturado de tanto secesionista, pero me gustó bastante.



Sin duda el museo que más me gustó fue el de ciencias naturales, y es que claro, uno tira hacia lo suyo... La sección de Geología, a pesar de recordarme cierta asignatura abandonada, me encantó. Estaba puesta en plan museo antiguo con las vitrinas y una iluminación muy tenue que le daba un toquecillo a Indiana Jones muy gustoso. Aunque tal vez la iluminación tenue no fuese adrede, porque ese día el gran Thor estaba celebrando algo y había una tormenta de tres pares de orcos muertos que dejó sin luz la mitad del museo.



Siguiendo con mis opiniones cultas, y aún a riesgo de que algunos me tachen de gafapasta, quiero hablar sobre la catedral. Gótica, como no, y asimétrica (solo tiene una torre) destaca entre otras de su género en la ausencia de coro. Los coros barrocos siempre estropean las catedrales góticas porque rompen la visibilidad y la continuidad sutil de la estructura. Pues bien, la catedral de Viena no tiene coro y eso hace que mejore mucho. En si la catedral no es muy especial, un tanto vulgar, comparada con, por ejemplo, la de León.

Algo que me hizo darle muchos puntos al Ayuntamiento de Viena es una iniciativa que organizan en Julio y Agosto, el Filmfestival. En la Rathausplatz, que es la plaza del ayunta, montan una pantalla gigante donde ponen una ópera, concierto, o ballet cada noche. También en la plaza se monta una especie de "festival gastronómico" con puestos llenos de comida. Salchichas y cerveza principalmente. Yo fuí un par de noches allí (cuando mi misión me lo permitió) a ver Cinderella, de Prokofiev y Così fan tutte, de Mozart. Con salchichas y cerveza, claro.



Pero pasemos a temas más profanos. Como en Alemania y los paises nórdicos, en Austria hay mucha cultura del metal. Los viejos true metal cabalgan en sus choppers tronantes. Jovenes melenudos pasean sus camisetas heavies entre los museos y los tios disfrazados de Mozart que te venden conciertos.
Esto está bien, si, pero también detecté mucho emo suelto por ahí. Demasiados para mi gusto.

Viena también es una ciudad con mucha cultura gay, sobre todo el barrio céntrico y el de Mariahilf, que no es un general, como algunos piensan.



Otra cosa que me llamó la atención fue la cantidad de tiendas de lencería que había. Una densidad increible, casi una tienda por manzana. Y además todas de la misma cadena, Palmers, que para mi descontento no tiene nada que ver con Laura Palmer. Lo siento pero no tengo foto de ninguna de estas tiendas. Bueno... como se que os gustan estas cosas os pongo uno de sus carteles publicitarios.



Otra cosa curiosa es la fauna urbana. Aquí en madrid solamente tenemos gorriones y las odiadas palomas. Allí en Viena vi con agrado que el ave predominante en la ciudad es la corneja de cuello gris.



Aparte de cumplir con los objetivos de mi misión también hice las cosas típicas de Viena:

Tomar cerveza y salchichas.



Visitar el Schömbrun.



Tomar cerveza y salchichas.



Tomar la famosísima tarta Sacher en el hotel Sacher.



Tomar cerveza y salchichas.



Subir en la noria, la que salía el El Tercer Hombre.



Tomar cerveza y salchichas.



Hacerme fotos con carteles de tíos medievales con espadas.



Tomar cerveza y salchichas.



Hacerme fotos con la calle de los Nibelungos para rememorar aquella vez que acabé con cuarenta de fiebre en la ópera mientras veía el Sigfried de Wagner. (y toma foto de mi careto...)



Tomar cerveza y salchichas.



Visitar tiendas de cómics... espera, eso no lo hace todo el mundo. Contaré un poco sobre este punto.

Antes de viajar a Viena me informé sobre las tiendas frikis de la ciudad y me llevé un listado de direcciones. El problema es que estaba en una ciudad extraña con calles con nombres extraños e impronunciables y además las tiendas frikis nunca se han caracterizado por su fácil acceso. Así que de las diez direcciones que llevaba sólo pude encontrar tres. Una la encontré de noche y estaba en un sitio por el que nunca más volví a pasar. Otra estaba cerca de mi hotel, aunque más bien habría que decir que ya no estaba, porque habían derribado el local para poner una perfumería o una joyería o algo así. Lo más probable es que fuese una tienda de lencería.

La tercera tienda que encontré estaba también relativamente cerca de mi hotel y tengo que decir que me la encontré por casualidad en uno de mis primeros paseos por la ciudad. La reconocí gracias a una foto que había visto en el blog Base Lunar. Bueno, y porque ponía COMIC en unas grandes y vistosas letras.



Era una tienda bastante grande y con un mercado muy amplio. Vendían cómics tanto en alemán como en inglés. Aproveché para conseguir el Spiderman/Red Sonja en inglés y como recuerdo me llevé el segundo tomo recopilatorio de Conan la Leyenda en alemán. Y si, fue aquí donde compré los souvenirs para mis compañeros de armas de SdR.



Aparte de cómics también vendían otros materiales frikis, tipo figuritas, tazas y esas cosas. Mientras hurgaba entre las estanterias me llamó la atención que entraban muchas freulains, figura poco corriente en las tiendas frikis de la piel de toro. Las seguí a ver donde iban y llegué hasta una gran sección de comics pequeñitos, con colorines rosas y verdes brillantes y que se leían del revés. Era la sección de manga, con todos sus shojos y sus shainens y todas esas cosas. Por si a alguien le interesa, no puedo decir que tal era el manga que tenían porque yo no entiendo de esas cosas, pero lo que puedo decir es que había mucho, eso si.

Y bueno, no tenían sección de rol, o por lo menos yo no la descubrí. Pero la tienda merecía la pena. Y lo que no sé es porqué el tio se extrañó de que me llevase comics en un idioma que no entiendo. Debe ser que a Austria no ha llegado todavía el concepto de souvenir-friki.

Siento no haber sacado el interior de la tienda, pero me pareció de mal gusto entrar ahí a hacer fotos. Además, si no entendió lo de los comics en alemán no creo que entendiese que sacase fotos del interior, así que os tendréis que contentar con fotos de mis poderosas espaldas y de mi coleta frente al escaparate.



Y en fin, no creo que haya más que contar. O por lo menos nada que pueda contar aquí. El informe sobre mi misión secretísima ya lo expondré en la próxima reunión de miembros dirigentes de SdR.

Pues eso es todo amigos. Si no lo habéis hecho todavía, no olvidéis votar en la encuesta, que pronto finalizará.