La verdad sobre el fin de SdR
Buenos días. Soy el abogado de Sima de Rol. Tal y como se estipuló en el contrato que firmé con los redactores, en la cláusula de muerte o incapacidad permanente de todos los miembros (del blog), accedo hoy al blog por medio de una de sus cuentas para haceros llegar este comunicado:
"Buenos días, amigos frikis. Aquí Nimendil, en nombre de toda la plantilla. Si estáis leyendo esto es que algo ha sucedido. Algo ha acabado con nosotros. Zombies, ninjas, las corporaciones, Godzilla, Ximi, Cthulhu, los nazis del cuarto reich u otro de los múltiples enemigos de SdR. No sabemos quién, porque esto lo escribimos estando vivos. Pero como digo, si estáis leyendo esto es que ahora mismo estamos muertos o incapacitados de manera permanente. En ese caso, es nuestro fiel abogado, abogaaaadoooo, el que os está haciendo llegar este comunicado.
No queremos extendernos porque entendemos que en este momento lo único que queréis es retiraros a vuestras casas a rasgaros las vestiduras y a llorar por nuestras muertes, así como a escribirlo corriendo en feisbuk y tuiter para tener la exclusiva. Lo comprendemos, nosotros no haríamos lo mismo por vosotros pero diríamos que lo hemos hecho para quedar bien.
En cualquier caso, gracias por habernos apoyado hasta el (posiblemente) heroico final. Portáos bien. Y hablad bien de nosotros en vuestros blogs y/o redes sociales. Si no lo hacéis volveremos desde el Valhalla para atormentaros en forma de terribles espectros, poltergeist, psicofonías, caras de Bélmez y demás cosas tétricas. Y os aseguro que volveremos muy enfadados. Porque es una putada tener que abandonar el Valhalla para atormentar a los vivos, en vez de seguir allí follando con las valkirias todo el día. Y no es que como redactores de un blog de éxito no tuviésemos a una miríada de grupis reventonas ansiosas de sexo entre las que elegir, pero es que las valkirias siempre han sido nuestro fetiche privado.
Y sin más, nos despedimos. A continuación, nuestro abogado, abogaaaadoooo, procederá a informaros de las causas de nuestra muerte y a leer nuestro testamento.
Un saludo, queridos lectores. Mantened viva la llama del frikismo digno, la cultura y los juegos de rol. Que vuestros dados saquen críticos naturales.
Con cariño,
Sima de Rol."
Siento que como abogado personal de los miembros redactores de SdR no pueda dar una explicación plenamente satisfactoria sobre las defunciones de mis clientes. Al menos no de todos ellos. Comenzaré por orden cronológico.
La muerte de Helkewyn, la primera en el tiempo, fue la más silenciada. Yo me enteré un día por casualidad. Me encontraba en la biblioteca de la mansión SdR, degustando un brandy mientras batía mi intelecto contra Bano en un billar klingon, cuando de repente, en el silencio tenso de la partida, el señor Tuk comentó: "¿Te acuerdas del cordero estofado del otro día? Era Helky". Comprendí entonces porqué mis clientes mostraron tan poco interés en el esclarecimiento del caso. Aquel estofado estaba de muerte. Pero este fue un acontecimiento aislado que nada tiene que ver con las trágicas desapariciones que se han venido sucediendo últimamente.
Años después del incidente anterior, es decir, hace un par de meses, el teclado de Ki enmudeció y el blog se quedó sin sus artículos. Nadie supo que le había pasado. Hasta hace tres días. Una llamada del departamento de policía de Kuala Lumpur nos informó de que un cadaver que correspondía a la descripción de mi cliente y con pasaporte a nombre de Gran Ki Nano había sido hallado colgado de un gancho de carne en un camión frigorífico que se dirigía a abastecer el Colegio de Lolitas Electrogóticas Huérfanas de Nuestra Señora de la Santa Amputación.
Esa misma madrugada Bano Tuk cogía un avión hacia Valencia, con la importante misión de conseguir dados de Blood Bowl originales para todos los miembros (vivos) de la organización. Hora y media más tarde, el mayordomo de nuestro piso franco en la ciudad nos informó de que el señor Tuk se encontraba allí. En su mayor parte. Siete horas más tarde, nuestro contacto en Nueva York nos informó de que el señor Tuk acababa de llegar a la ciudad. En una caja de zapatos. Una llamada rutinaria al Cairo por cuestiones de prostitución de lujo que nada vienen al caso, nos desveló que Bano se encontraba allí desde hacía unas horas. Dentro de un termo de café, en el despacho del embajador de Ucrania. Finalmente, un telegrama desde la plaza mayor nos aclaraba que el pelo de Bano Tuk se estaba vendiendo como peluca de fiesta a mitad de precio en un puestecillo callejero.
A pesar de todo, mis tres clientes restantes, Hada, Khazum y Nimendil, decidieron celebrar la nochevieja con normalidad, como si sus colegas difuntos siguiesen aún vivos, es decir, pasando de ellos. Y fue precisamente durante la celebración de la fiesta de fin de año cuando fui requerido de nuevo para mis tareas como abogado y consiglieri de los redactores de SdR.
A eso de las cuatro y media me encontraba yo en un jacuzzi, viendo la performance erótica de unas lolitas electrogóticas, acompañado de una señorita egipcia y una ucraniana, tocado con una peluca graciosísima que compré a mitad de precio, cuando sonó mi teléfono rojo viajamos hacia moscú. "Nimendil llamando".
Había mucho ruido de fondo y las estridencias del rock and roll me impidieron entender el mensaje completo. Logré sin embargo captar algunas palabras. "... cojonuda ... contubernio bloguero ... la chini, Guybrush y sus secuaces ... máscara ... Khazum pedo ... GLORIAAAAAA GLORIA PEPETUA INDIS DOOOUUUUN OOOOFVIIIIC TOOOO RIII ...
Al poco me llegó una foto acompañada de un escueto mensaje. "Xra l postt de manana. Mndla a la rdacion". En mi teléfono no pude apreciar la foto con calidad y por ello no me dí cuenta del peligro.
Ohdiosmio, cómo no me dí cuenta entonces. No era la chini la que estaba con ellos. ¿Qué diantres iba a hacer la yonki del descampado de al lado de mi casa celebrando la nochevieja con Khazum, Nimendil y Hada? Santos tresgé, Batman, ¡era XIMI!
No me dí cuenta de todo hasta la mañana siguiente, cuando comprobé el correo y pasé la foto a mi portátil. Para entonces era demasiado tarde. Cogí mi revolver y salí corriendo hacia la mansión Sima de Rol. Crucé el descansillo y llegué a la puerta de la mansión. El charco de sangre que se extendía por debajo de la puerta debería haberme preparado para el espectáculo que iba a encontrar en su interior. Pero no lo hizo. Sin embargo hizo que me resbalase al entrar.
Pringado de sangre y contendiendo unas arcadas que acabaron por vencerme siete segundos más tarde, contemplé una de las más completas escenas de muerte y destrucción que había visto en mi vida, para las que ni siquiera toda mi colección de snuff japonés me había preparado.
Rápidamente hice una llamada. Una vez que le hube vendido a Tarantino los derechos para una nueva película llamé a la policía para que enviasen a Grissom. Después de responder unas incómodas preguntas sobre por qué iba armado, pringado de sangre y vómito, Grissom descubrió algo importante en medio de tan dantesca escena. Sobre la pantalla de plasma de 300 pulgadas que servía como monitor para el ordenador central de la redacción, había un trozo de papel de foto clavado con un cuchillo de comando. Por desgracia, la sangre, el ácido y la leche condensada que inundaban la habitación habían deteriorado el papel y no se veía nada. Grissom mandó a Güorrik a despixelar la imagen, que podía ser una firma del asesino y mientras dió su versión de los hechos.
Los tres redactores entraron en la mansión despreocupadamente, pero alguien les estaba esperando mientras se comía unas latas de judías con tomate que había encontrado por ahí. Este alguien se limpió la boca con una servilleta y comenzó un brutal ataque. Los redactores se defendieron, pero a pesar de toda su preparación con los más ponderados maestros de kung fú y técnicas de guerrilla no tuvieron nada que hacer. Se enfrentaban a un enemigo superior a sus fuerzas. Se enfrentaban a un enemigo ¡DE INTERNET! El combate fue rápido e intenso y acabó en un justo 3 a 0 para el invasor, que después del lance se entretuvo jugando con los cadáveres como si fueran figuras coleccionables articuladas.
Mientras esperaba los resultados del laboratorio intenté hablar con algunos testigos. Conseguí encontrar a Guybrush, que dormitaba en la sala de espera de Urgencias, chupeteando un cable usb para vencer su mono de feisbuk, mientras atendían a su colega por cortes emo de segundo grado. "No noté nada raro". Me dijo este reputado bloguero. "Cuando nos separamos vi que Ximi iba tras ellos con una estrella de la mañana y una escopeta recortada, pero solamente eso. No pensé que hubiera ningún peligro". Declaró antes de volver a introducirse el usb en la boca.
Sólo por descartar le pregunté también a la chini. No sabía nada, pero ya aproveché y le compré un poco de mierda de esa con la que se coloca. Nunca se sabe cuando podría necesitarla. Esta tarde tal vez, mientras me veo capítulos atrasados de McGyver.
Un poco más tarde recibí la llamada de Güorrik, que había despixelado el papel fotográfico encontrado en la escena del crimen. Era una foto. Una foto perturbadora y misteriosa, casi lovecraftiana. Esta foto.
La firma del asesino. Y este, lectores de SdR, fue el verdadero final de los redactores de este blog.
Procedo ahora a trascribir el testamento de mis clientes.
Testamento: "Dejamos todas nuestras posesiones, incluyendo la mansión, el helicóptero, la piscina, la IA del ordenador central, todos nuestros dados y manuales, la colección de hentai de Ki y el bote de cacahuetes con miel que abrió Bano el otro día y que está encima del microondas a nuestro querido abogado. A los lectores, tan amados por nosotros, les dejamos las pizzas y las cervezas que haya en la nevera. Todas las lectoras a las que Nimendil prometió favores sexuales a cambio de comentarios pueden cobrarselos en otros blogueros de su elección, a no ser que les vaya el rollo rarito y que el cadaver del susodicho Nimendil esté aún en condiciones de proporcionar las atenciones prometidas".
Parte de atrás del testamento, escrito en comic sans tamaño 3: "Ilusos, habéis leido este post sólo por si os dejábamos algo. ¡Ja! ¿En serio creíais que teníamos una mansión con un helicóptero y un ordenador enorme con IA y cerveza y pizza en la nevera y todas esas cosas? No, en realidad vivíamos con nuestros padres. Cada uno con los suyos se entiende, no éramos una comuna hippy, ni éramos hermanos. Algunos. Bueno, venga, podéis quedaros con la pizza y la cerveza, pero luego tirad las latas a la bolsa amarilla".