Hace unas semanas, nuestro amigo Dinorider me preguntó por Chincho. Yo, claro, se lo conté a Chincho. No veáis la ilusión que le hizo que alguien del otro lado del Atlántico preguntase por él. Le hizo tanta ilusión que ambos decidimos hacer un post sobre él. Para que todos los que no lo conocéis sepáis quién es. Y para que los que los conocéis le veais la cara una vez más.
Chincho vive conmigo, en mi cuarto de la mansión SdR. Y es uno de los culpables de mis fracasos con las mujeres. Si, porque cuando invito a una mujer a casa siempre me hacen la misma pregunta "¿Y qué, vives sólo?" a lo que tengo que responder "No. Vivo con Chincho." Ella comenta que bueno, que por lo menos el tal Chincho vivirá en otra parte de la casa. "No. Duerme conmigo, en mi mismo cuarto." Aquí ya está todo casi perdido, pero dependiendo de lo abierta que sea la chica en cuestión puede haber una pregunta más: "Oye, ¿y como es tu compañero, es guapo?" Y yo, con mi sinceridad cristalina me veo obligado a responderle. "Si, es guapo. Tiene mucho pelo por el cuerpo, grandes bigotes y grandes orejas. Y tiene un enorme rabo peludo."
Si llegados a ese punto no me dejaran plantado podría explicarles que no es lo que parece, que Chincho no es más que una simpática chinchilla. Pero ninguna se ha quedado nunca más allá de lo del rabo peludo. Algunas incluso me han pegado al oirlo.
Pero bueno, volvamos a Chincho. El bueno de Chincho llegó a mi hace ya siete años, bajo el nombre de Chinchi. La historia empieza cuando mi hermana pequeña se rompió el pie, y como regalo de convalecencia, en vez de recibir cualquier idiotez, recibió una chinchilla. Así que hala, Chinchi se llamó. El pobre ratón estuvo viviendo un año al (escaso) cuidado de mi hermana, más aburrido y más sólo que un golem. Así que decidí traérmelo conmigo. Hicimos el ritual de iniciación y Chinchi se convirtió en un habitante más de la Cueva de Nimendil.
No fue hasta un tiempo después cuando Chinchi abandonó su nombre bautismal. Todo se descubrió un dia de limpiza. De limpieza corporal, me refiero. Estaba el bicho chupeteándose el cuerpo cuando de repente ví qué era lo que se chupaba. Después de ver eso me dije a mí mismo que no era propio de un bicho con semejante ariete tener un nombre tan afeminado. Lo que ese ratón necesitaba era un auténtico nombre de macho, de hombre de verdad, un nombre de los que pronunciaría Conan, un nombre del que los Manowar se sintiesen orgullosos. Así que lo llamé Chincho.
Si, hice las fotos el mismo día que a los playmóbils. Se llama economía de medios.La verdad es que las chinchillas son unos animales estupendos. A mi me asombra su inteligencia. No deja de ser un roedor, pero es sin duda mucho más inteligente que cualquier otro bicho de su tamaño, como un conejo o una coballa. Es más tipo ardilla. Sobre todo por sus manos, porque la chinchilla no tiene pezuñas o zarpas o como se llame lo de los conejos, sino que tiene manos oponibles. Y sobre todo son sociables (con lo humanos me refiero, porque él no ha conocido a más de los suyos). Al Chincho le encanta que lo acaricie. Se pone ahí, sube la cabeza y pone el cuello para que le haga carantoñas.
Otra cosa que les gusta a las chinchillas son los baños de arena, y el ratón melenudo este no es una excepción. Puede transigir muchas cosas, pero su baño no lo perdona. Todas las noches exige que se lo ponga. Así que mientras le pongo la comida, el tío se da su bañito de arena y luego ya, tan fresco él, sale a ver que cosas ricas le he puesto de comer.
Con esa cara digna que pone cuando lo molesto en su baño.El baño es uno de sus disfrutes, sin duda, pero la otra cosa que más le gusta hacer es pasear. A última hora de la tarde, o después de cenar (yo, no él), cierro las puertas romboides de mi cuarto y lo dejo salir de su jaula. Le encanta. Porque aunque su jaula es bastante amplia, el bicho necesita correr y moverse. Así que sale por el cuarto y se pone a dar botes y a correr por todos lados.
El peligro viene después de un rato, cuando ya se ha desfogado. Entonces es cuando se dedica a hacer el mal. No os lo podríais creer. Con lo pequeño que es, se entrega al crimen en cuerpo y alma, el muy mamón. Su delito preferido es el destrozo de mobiliario urbano por ingestión. A todo lo que pilla suficientemente valioso le da un tiento. Especialmente mis libros.
Se sube a mi silla y se cree yo.Además, el tío tiene su estrategia. Se sube de un salto a la cama. De la cama pasa a la mesilla de noche y desde ahí accede a la estantería. Y dependiendo de como esté el terreno ese día sube a unas baldas o a otras. Lo he llegado a pillar en la balda más alta, a metro ochenta de altura. No veáis como trepa el ratón. El problema que tiene luego es que no puede bajar. Porque trepa por superficies que aunque dan apoyo para subir no ofrecen superficie de aterrizaje. Su mejor táctica es trepar por el canto de una mesa de esas que se pliegan en vertical y por el borde de mis escudos de rol en vivo. Y al final tengo que acabar bajándolo yo.
Normalmente llego a tiempo e impido que dé más de un mordisco, pero si me pilla despistado puede llegar a machacar unos cuantos libros.
Destrozos varios de Chincho.Pero a pesar de todo es tan simpático que siempre le perdono. Cada vez que me estropicia algo me enfado y me digo a mi mismo que no voy a volver a sacarlo de paseo, pero después me mira con esos ojitos...
¿Quién puede resistirse a esa ricura?Y al terminar el paseo llega el momento de volver a la casa. Hay dos versiones posibles. Si es después de cenar, saco el bañito y lo muevo un poco. En cuanto oye la arena viene enseguida y se mete dentro. Y mientras se reboza en la arena meto el baño en la jaula y ya está. La otra versión de la vuelta a casa es cuando el paseo es antes de cenar. Cuando tengo que guardarlo no le pongo el baño porque no es la hora, así que le digo
¡a casa! ¿Y que hace el muy punki del ratón? estaréis pensando. ¿Se mete solo en su casita? No amigos. El condenado se ha aprendido lo del grito de ¡a casa! y en cuanto lo oye pone los pies en polvorosa y se esconde donde puede. Así que ahí tengo que llegar yo a sacarlo de debajo de la cama, o de detrás de la mesa. Pero no siempre consigo cogerlo, y entonces huye de nuevo a esconderse en otro lado. Mira que es rápido, el cabrito. Pero mi inteligencia es un arma más valiosa. Siempre corre por las mismas rutas, así que cuando llega a un escondite con una sola salida se por donde va a pasar al huir. Y allí está mi mano esperándole. Y como va tan rápido no puede frenar o cambiar de rumbo a tiempo y entonces se produce la captura.
Si, no solo libros y juegos, mi chupa también le gusta.Como veis mi silla le gusta bastante. Como es de esas en zeta, es como una especie de árbol para él y le gusta subirse y trepar. y sobre todo cuando estoy yo sentado. Entonces me trepa por los vaqueros y cuando está en mis muslos salta a la mesa. Entonces si que se produce el caos. Una vez derribó una bandeja llena hasta arriba de miniaturas recién pintadas. Esa no se la perdono.
Y que más os podría decir sobre la rata peluda... Ahora mismo está aquí a mi espalda, dándome la coña para que lo saque. Mordiendo los barrotes una y otra vez. Lleva ocho años mordiendo esos barrotes y todavía no se ha dado cuenta de que no los va a poder romper.
Otro de sus clásicos preferidos. Mi "despacho" está en una pequeña terraza cubierta. Y en el suelo está el marco de las antiguas puertas que separaban la terraza. Podéis ver por la foto a quién le encanta ese marco.
En fin, pues ya está bien de hablar del pequeño troglodita orejotas. Que si no luego se da unos aires de grandeza que no hay quién los soporte. Así que ya habéis visto un poco al bueno de Chincho, el ratón más macarra del barrio, digna mascota de Sima de Rol. Ahora os va a decir adiós.
Chincho, bonito, ven. Si ven, ven. Huy, huy, si ¿que pasa, precioso? Si, subete aquí. No, no. Aquí. No, pero estate quieto. ¡Ahí quieto, punki! No, cojones, ahí. Si eso es, ahí. Ahora sonríe, di patata. No, quedate ahí. No, no tengo una patata para tí. Era para que sonrieses. Bueno, ponte ahí otra vez. Si, muy bien bonito. Ahora estate quieto. Si, y saluda a los lectores.Hola, soy Chincho, y leo Sima de Rol, un blog cojonudo donde sacan animales molones como yo. Y a veces hasta hablan de rol.Muy bien, pequeño hermano, eso es. Dejando bien alto el pabellón.No, en serio, ¿alguien pensaba que iba a saludar de verdad? Joder, que es listo pero no deja de ser un ratón. Bastante me costó hacerle la foto delante del ordenador. Tiré lo menos cincuenta y en ninguna salió bien. Incluso en esa se ve que ya está tomando impulso para largarse.
Bien, y ahora sí terminamos. Hasta aquí la sección Fauna Salvaje de los Reinos Frikis. Capítulo dos próximamente en su kiosco por sólo 3,99.