“Soy un Humano. Algunos consideran eso degradante y se atreven a pensar que somos inferiores. Es mas, se atreven a reírse de nosotros. Pero les demostraré a esos desgraciados que sólo por tener orejas afiladas o medir medio metro menos, no son mejores que yo.”Los participantes se encuentran en un claro, enfrente de una pared de piedra, lisa, sin hendiduras de ninguna clase. Son una mezcla heterogénea: enanos de las montañas, elfos de los bosques, gnomos de las profundidades... incluso hay medianos y, por supuesto, humanos, muchos humanos.
Saben perfectamente por que están aquí: Para ganar. Pero no saben nada mas, solo que la recompensa será grande. Y que solo puede haber un vencedor.
Hay suspicacia en sus miradas. Todos temen a todos, incluso a sus compañeros de raza. Tampoco se juntan en gremios los que comparten ocupaciones parecidas ni los que realizan las mismas tareas. No hay grupos de enanos hablando sobre metalurgia, los cazadores de la espesura no se reúnen a contar sus hazañas, ni siquiera los medianos hablan sobre la última comida.
Se acerca un personaje imponente, investido con una túnica escarlata y un báculo de mando. Lleva un grueso tomo encuadernado en piel, grande, voluminoso y grabado en oro. Es Él. Algunos dicen que fue el que inventó el Torneo, otros, que sólo es un custodio. En cualquier caso, lleva mucho tiempo aquí.
Los participantes se colocan frente a la pared, se reúnen por primera vez a cierta distancia de ella. Lo que el recelo separa, lo une el temor.
Abre el libro, parece que al azar, casi con descuido. Lee algo en él y unas puertas se delinean en la pared y van tomando forma.
“Se abren unas puertas delante de mí. Es la señal. Estoy preparado. Llevo toda la vida buscando un reto como este, algo que me demuestre que soy el mejor. Y por fin lo he encontrado.”Los competidores, ahora rivales, se acercan a las puertas, algunos con sigilo, casi timidez, poco a poco, como si temieran por sus vidas; otros, mas lanzados, no se sabe si por valientes o por estúpidos, recorren la distancia que los separa de las aberturas a toda velocidad y con el nombre de sus dioses en sus labios.
Como si eso sirviera de algo.
“¡VOY A GANAR ESTA PRUEBA!”El último participante ha entrado. La multitud de espectadores les vitorea. Suena música, la gente baila, come y bebe. Se cruzan apuestas, no sobre quien vencerá, sino sobre quien sobrevivirá.
Los gritos de animo se acallan. La explanada se vacía, todos vuelven a sus casas. Esta noche soñaran con la gloria y la victoria, con riquezas y fama, pero será solo eso, un sueño.
Ahora, empieza la verdadera fiesta. Para los que entraron.
Ilusos, no saben lo que les espera.
“Esto esta muy oscuro. Y húmedo. Es como una gruta natural que hubiese sido tallada a lo largo de los siglos por el roce de algo grande y viscoso. Las paredes son lisas, sin grietas. No me imagino que clase de criatura ha podido hacer esto. Y mi espada se la quedaron cuando entre. Normas del Torneo. Dijeron que no la necesitaría. Que ya me la devolverían. Si salía.”Arrancó una piedra más suelta de entre las que había en el suelo.
Chico listo. No es gran cosa, pesa mucho y es poco manejable, pero es mejor que nada. Sin embargo, no es tan listo como se cree. Otros participantes consiguieron entrar con sus armas. No es ético, pero no se espera ética de los condenados a muerte.
Se acerca a la primera puerta. Veremos como le va.
“Ahí delante hay mas claridad. Seguro que aquí empieza la prueba. Pues bien, voy a demostrarles a todos de lo que soy capaz. ¡POR THOOOR!”Estúpido. Así avisas a lo que quiera que esté al otro lado. Parecías prometedor, pero no pasas de ser un burdo guerrero más como otro cualquiera. Sin embargo, aun tienes alguna oportunidad de aprender, aunque sea a costa de tu propia sangre.
“¡Ah! ¡Por el Martillo de Thor! ¿Qué es esto? Parece un ser humano, pero es más pequeño y... si, tiene cabeza de rata. Le brillan los ojos... como si estuviera poseída por un espíritu del inframundo.”
-¡Muere maldita! ¡Nunca mas volverá a este mundo!Salvaje. Lo que puede hacer un humano asustado con una piedra. Es asqueroso. Sigue dándole sin saber que el primer golpe la inutilizo. Y piensa que ha muerto. Pardillo.
De todas formas, a tenido suerte. Ese ser no era una amenaza para nadie... o casi. Podría llegar a ser un temible adversario en el futuro.
“Este engendro debe tener algo de valor. ¿Qué es esto? Es un frasco con un liquido ámbar dentro. Si lo tenía, era para hacerme algo con él, pero yo he sido más rápido. No sé, no es grande, ni parece mejor que mi piedra, pero no sé lo que contiene, a lo mejor me sirve de algo...”Además de tonto, orgulloso. Típico humano. Y ni siquiera sabe qué es lo que ha cogido. Va a morir.
Tampoco a notado lo que otros con un poco mas de seso habrían notado ya. Pero él no, no sabe que este enfrentamiento le va a salvar probablemente su miserable vida.
“Sigue hacia adelante, no te pares, estate alerta, no hay cansancio, no hay dolor, hay que llegar a tiempo, he de ser el primero.”
“Este pasillo no tiene final. Espera... Ahí hay algo que se mueve. Despacio. Nos ha visto. ¿Qué es? No parece que se acerque ni se aleje, simplemente, está ahí...”3,2,1...
¡Clonk!Idiota. Un espejo, un simple espejo en un pasillo oscuro, y no se da cuenta de que es su propio reflejo. Nunca falla. Va a tardar un rato en despertar.
“Que sensación... Que gusto... Como si un montón de dedos me hicieran un masaje corporal...”
“¡Mierda! Tengo que recordar donde estoy. Esto no son dedos, son... ¡babosas! ¡Que asco! ¡Estoy babeado hasta arriba! ¡Fuera todo, todo! Noto su veneno en la piel, me corroe las vestiduras. Sólo puedo hacer una cosa...”Corre, corre. Para el sitio al que vas a llegar...
Ni siquiera se da cuenta de que la pared tiene ojos, ni de que estos le miran, pero no parecen tener demasiado interés en algo tan poco apetitoso como un humano semidesnudo recubierto de pringue...
Chof, chof, chof.
“Malditas grutas húmedas. Cada vez estoy menos convencido de ganar esta prueba. Me han vencido unas babosas. Aunque fueran muy grades, no dejan de ser babosas. Y están esos monstruos que... ¡Aumph!”Patán. Chocándose con la basura del suelo por no mirar por donde pisa, por pensar que es “El Elegido” o algo así.
Bueno, pues eso se va a solucionar. Vamos a divertirnos...
-¿Que es esto? Parece un ser vivo que ya este muerto...
“Es como si a un enano le hubiesen cortado las piernas y se las hubiesen pegado a un elfo... Que engendro más raro. Pero tiene un arma, una especie de espada corta y creo que estas botas me servirán...”
- ¡Alto! ¿Quién eres? Sal a donde pueda verte.
- Tranquilo, guerrero. Soy un pobre mediano que esta luchando por un puesto entre los grandes. No tiene sentido que me mates, aún estas muy lejos de la meta, y mientras, podemos ayudarnos. Dime, ¿Has comido? No hace falta que respondas, ya lo sé. Vosotros los guerreros no os preocupáis por el futuro si el futuro no incluye una buena pelea. Toma, te doy un poco de mi comida.
- Ehh... Gracias, pequeño. Pero no creas que voy a ayudarte. Entré aquí sólo, y sólo saldré.
- No te preocupes, ya lo sé. ¿Seguimos? Vamos por aquí. Ya exploré aquel pasillo y no lleva a ningún lado.
“No me da muy buena espina este pequeño, habla demasiado y demasiado rápido. Pero hay que reconocer que su comida esta buena. Vamos por donde él dice, pero con mucho cuidado...”
- Mira, parece una tumba.
- Ya la veo, pero no nos detengamos. El camino es largo.
- ¿Y si estuviera llena de tesoros? Podríamos mirar un momento... A lo mejor hay algo interesante...
“Tiene razón, en las tumbas antiguas suele haber por lo menos oro, y quien sabe si también armas de buena calidad. Abriré el sarcófago.”
“Oh, oh. Se ha abierto antes de que yo lo tocase. Creo que ahí hay algo vivo o peor, no-muerto. Menos mal que tengo la espada. Mi espada... ¿Donde esta?”
-¡Maldito renacuajo! ¡Ladrón miserable! ¡Si salgo de ésta me las pagarás!
- ¡Tú lo has dicho! ¡Si sales de ésta! ¡Ja, ja, ja!
“Algo me ha tocado en el hombro mientras estaba distraído gritando al mediano. Algo pútrido y envuelto en vendas. Algo con una fuerza sobrehumana. Con un tacto suave, como de papel de seda... Diría que es una mano envuelta en trapos...”Hecho. Ya estoy otra vez aquí. Cuanto tiempo. Hacia mucho que no bajaba a importunarles. Ya no me acordaba de lo divertido que podía ser. Lo único malo es que desde aquí no lo controlo todo... y que tengo hambre...
Ahí viene. Vamos a empezar.
“Perfecto. Ahora me las tengo que ver con un loco. ¿Qué se habrá creído que es? Parece un espantapájaros pequeño y gris, y además, mal vestido... Y yo sin armas.”
- ¿Que haces aquí? No eres mas que un serecillo inmundo e inconsciente que se adentra en lo desconocido. Has de saber que caminas por mis dominios. Repito, ¿qué haces aquí?
- Vengo a ganar la prueba. Déjame pasar.
-Tatata... Que maleducado eres. Lo siento, pero por aquí no puedes ir. Soy El Guardián, y no puedo permitirlo.
- ¿Seguro? ¿Guardián de qué? Estamos en un pasillo oscuro que no conduce a ninguna parte, rodeado de pasillos oscuros que no conducen a ninguna parte, y tú te nombras Guardián de uno de ellos... Bueno, da igual. Estoy cansado, y como puedes ver, no llevo armas. No te molestare. Solo voy a comer un poco y después me iré.
“No merece la pena discutir con este, no ahora. Menos mal que todavía tengo comida de aquella que me dio el hijo puta del mediano...”
“Que hambre tengo... Ya me acuerdo porque no suelo abandonar mi esfera. Y este desgraciado comiendo delante de mí... Que buena pinta tiene...”
“Hey, parece que El Guardián tiene hambre...”
- Voy a hacer un trato contigo. ¿Qué te parece si te doy parte de mi comida si tú me dejas pasar por esa puerta?
“No debo ceder, no debo ceder. Pero estoy tan hambriento...”
- Bueno, esta bien. Pero no vuelvas por aquí. Dame eso. Mmmm. ¡Qué rico está!
“Lo que no puede la fuerza, lo puede la comida... Prosigamos”Es un desgraciado, pero un desgraciado con suerte. Buen truco el de la comida. ¿Sabría que la necesitaba desesperadamente para mantenerme en su esfera?
Esta aprendiendo, aunque todavía no se acerca a la Verdad.
“¿Esta bola de luz roja será peligrosa? Ya no sé que pensar en estas cuevas... No sé que es amigo ni enemigo, ni que puede matarme de un golpe o, con suerte, de dos. De todas maneras, es una bola de luz en medio de una caverna, ¿qué me podría pasar?”Ya está. He vuelto. Que engorroso es mantenerse en esa esfera.
Está a punto de descubrir algo que le cambiará la vida... Alarga la mano, toca la esfera, y mi parte preferida, el fogonazo y la cara de desconcierto del luchador.
“Soy un Enano. Algunos consideran eso degradante y se atreven a pensar que somos inferiores. Es mas, se atreven a reírse de nosotros. Pero les demostraré a esos desgraciados que sólo por tener orejas afiladas o medir medio metro más, no son mejores que yo.”Vaya, este tiene ideas fijas... Obstinación humana o enana, tampoco son tan diferentes.
¡Cuac! ¡Cuac! ¡Cuac!
“¿Un pato? ¿Aquí? ¿Y sin dueño? Ya tengo cena...”Hacia tiempo que no me reía tanto. Un enano ¡corriendo! ¡Y además persiguiendo a nuestro pollo de carreras! Nadie ha logrado jamás adelantarle en una carrera justa.
“Este sitio es diferente. Tiene reglas diferentes. Es como si los dioses lo hubiesen separado del resto del mundo y hubiesen creado esto para ponerse a prueba. Es la única explicación para que un pato se convierta en pollo y empiece a correr más rápido que un galgo...”Bueno, tampoco pasa nada por no cenar, ¿no? Tu no te consumes si no lo haces, eso en tu esfera no pasa.
“Delante hay otro participante. Está de espaldas, y parece que no me ha visto. Ahora solo tengo que acercarme son sigilo y...”
- ¡Alto! Si no fueras un enano, diría que has intentado acercarte a mí sin hacer ruido para quitarme mis libros. Pero eres un enano, así que he de deducir que directamente te has acercado para quitarme mis códices, pensando que lo tendrías muy fácil. ¡Prepárate a morir!
“¡Mierda! ¡Un mago! Estos pirados desconfiados, ¿se habrá parado a pensar qué podría hacer yo con sus pergaminos? ¡Pero si apenas sé leer! ¡Me está lanzando un hechizo! ¡No puedo esquivarlo!”Destello de luz roja, cara demudada del mago. No puede creer lo que ven sus ojos. Un hechizo mortal lo único que hace es transformar a su enemigo en humano... de nuevo, aunque él no lo sepa.
- ¡Estoy vivo! ¡Te vas a enterar! ¿Tú con todos tus estudios y no te has dado cuenta? Aquí no eres el único que puede realizar hechizos. Los míos no son tan poderosos, pero bastan para quitarte a ti tus poderes.
“Veamos que guardaba el mago. Ha quedado hecho un asco. Un mago sin poderes no vale mas que la camisa que gasta, y eso que lo dejé marchar con vida. No soy tan ruin. Aquí estaba el mago antes del ataque, observando algo con mucha, demasiada atención. ¿Sería esa puerta? Parece diferente a las que he abierto hasta ahora...”Si abres esa puerta, morirás. No sabes nada de la oscuridad que existe al otro lado, solo un mago podría sobrevivir, y el riesgo de locura es muy grande. Y tú no eres mago, como muy bien has dicho antes...
- ¡Tatatachán! ¡Tatatachán! ¡Tatatatatatachan!
- ¿Que es esto? ¡Un ataque a mis espaldas! ¡Y lo anuncian con fanfarrias! ¡Pero si eres tú, mi pequeño enemigo! ¡Y con mi espada! No sabia que avisara cuando iba a atacar, pero eso me ha salvado la vida. ¿Sorprendido de verme?
-¡ Ja! ¡Ya te tengo! ¡Y tu no llevas armas!
- Ni las necesito. ¿Te acuerdas de nuestro amigo? ¿El de la tumba? Resulta que no quería hacernos daño, solo quería hablar con alguien. Me esta acompañando, y cuando le conté lo que me hiciste, dijo que a un compañero, aunque sea accidental, no se le hacen esas cosas. Esta muy enfadado contigo. Lo único malo que tienes es que es un poco lento y viene siempre detrás de mí. Detrás de mí. ¿Comprendes lo que eso significa?
- Qu... Qu... Que... ¡Está justo a mi espalda!
- Correcto.Toma. Te regalo esto. Me lo encontré antes. Seguro que te gusta.
-¿Qué mierda de pringue es esto? No me puedo mover, estoy pegado al suelo.
- Asi que eso era... Tampoco le habría servido de mucho a la rata aquella... Espero que te diviertas, y por de pronto, me llevo mi espada. Machácalo todo lo que quieras, yo creo que será un buen esclavo para el resto de la Eternidad...Un golpe maestro. Has captado la esencia, el tono, la forma de vivir y sobrevivir aquí. Ahora, hazla tuya, y nadie podrá pararte.
“Debo de estar cerca, no se como lo sé, pero lo sé. Esto acabara pronto. Para bien o para mal. Ahí esta la siguiente puerta. Veamos que nos depara el destino.”Ahora, es la última prueba. Si vences, vencerás.
“¡Por las barbas de Reorx! ¡Un dragón! ¡La última prueba es un dragón!”
“Esto hay que planearlo bien. No se puede uno lanzar contra un dragón a pecho descubierto. Y además este dragón tiene algo raro... Aparte de su inmenso tamaño y su tesoro todavía más inmenso. Pero, ¡aguarda! Ahí hay más participantes, están llegando por las otras puertas. Va a ser más difícil de lo que pensaba.” Veamos, tienes que tomar una decisión. Y esperar que sea la acertada.
“Ahí ha salido el primero. Un elfo o un humano, no lo veo bien, se acerca corriendo al dragón y... acaba chisporroteando convertido en una pulpa gelatinosa. Gran sacrificio. No sirve para nada, pero ya vendrán otros. Hay que esperar el momento oportuno.”¿Que hace? Siendo como es, habría salido ya, corriendo a enfrentarse al dragón con su mísera espada.
Esto se pone interesante.
“Ahora. Acaban de salir tres o cuatro a la vez. Es mi oportunidad para acercarme sin que me vea el dragón. Si logro llegar hasta esa pila de monedas de oro, creo que podré salir desde allí y llegar a la montaña de riquezas.”Lo sabia. Tenia que lanzarse. Pero lo ha hecho utilizando a otros de sus camaradas como cebo. No es tan tonto. Esta corriendo en ziz-zag hacia ese montón de oro. El dragón todavía no lo ha visto, pero si a ese otro humando al que acaba de lanzar una bola de fuego. Lo ha reducido a cenizas.
Ahí vuelve, ahora a despedazado a ese enano de un solo golpe de sus poderosas garras. Todos los aventureros se han lanzado a la vez. Saben que es su única posibilidad. El dragón es demasiado si se enfrentan a él en solitario.
“Venga. Corre. Esquiva. Salta. Ya casi estas a la mitad del objetivo. Más rápido. Oigo gritos de dolor. No puedo parar a mirar. Que Thor se apiade de ellos.” Hay un hombre que le ha salido al paso. Él todavía no puede verlo, pero si sigue a ese ritmo, se chocará con él. Una caída seria mortal.
“Venga, ya casi estas, un poco mas”
-¡Por KROOON!
“¿Qué es esto? ¡Un bárbaro! ¡Y viene directo hacia mí! ¡Estoy perdido! Si me paro, me freirán, y si me choco con él, rodaremos y nos freirán a los dos.”Que suerte ha tenido. El grito del bárbaro alertó al dragón, que se apresuro a calcinarlo. No ha quedado de él mas que la armadura, lo que quiere decir que es...
-¡Mithril! ¡Ese bastardo llevaba una armadura de mithril! Bueno, ya no le va a servir de nada...¿Porqué se detiene? Ahora que estaba tan cerca... Y se para a ponerse la armadura del bárbaro. No lo entiendo.
“Así está mejor. Tengo una espada, mi coraje y una armadura de mithril, ¿qué me puede pasar? Claro que al bárbaro no le sirvió de mucho...”Ahora se vuelve a parar, pero protegido por otro montón de armas y plata. ¿Qué estará tramando?
“Está claro que el verdadero tesoro esta en la cima de la gran montaña de riquezas, pero, ¿cómo subir?No le queda otro remedio. Tiene que arriesgarse. Tiene que subir y tratar de que el dragón no le vea. No puede hacer otra cosa. Es una lastima.
Empezaba a cogerle cariño.
No, espera. Si mis ojos no me engañan, ¡se está duplicando! ¡Este tipo es una caja de sorpresas!
Uno de los dos, no sé si el clon o el original, sale corriendo hacia la montaña, mientras que el otro la rodea. Sospecho que el clon es el que esta dando la vuelta, para atraer al dragón mientras que el primero sube... Pero el dragón ha debido de pensar lo mismo y se dirige directamente al que trepa a través de las riquezas, del tesoro maldito del reptil.
Está a punto de darle alcance, salta y le clava las garras apoyándose con todo el peso de su cuerpo en la maniobra.
Pero el guerrero no ha muerto, entre las piedras y las joyas esparcidas, vuelve a levantarse. La armadura mágica cumplió su función, pero a pesar de todo, no le queda mucho tiempo. Apenas puede sostenerse, tiene abundantes magulladuras y la sangre recubre su cuerpo.
El dragón se prepara para calcinarlo. Inhala durante un breve lapso de tiempo y escupe su flamígero aliento directamente contra la armadura. Por muchas propiedades que tenga el mithril, no es capaz de aguantar el aliento de un dragón directamente desde esa distancia.
Se levanta una nube de vapor, no se ve nada.
Cuando se disipa, se puede ver que, entre el amasijo de metales fundidos, aun hay algo que se mueve. Mas es por poco tiempo. Da una sacudida final y se queda quieto.
Es el fin.
...
“Es el momento. El dragón está ocupado. Ya casi estoy. Falta poco. La cima esta allí arriba. Un último esfuerzo.”
“¡Lo conseguí! ¡He llegado! Y, ahora, la recompensa. ¿Dónde está? Aquí no hay nada, excepto esta pequeña cofre de madera...”
¡No puede ser! ¡Esta allí, en la cima! ¡Lo ha logrado! Se dispone a abrir el cofre, ese que todavía nadie ha abierto, del que ni yo mismo conozco el contenido.
“¿Qué hay aquí dentro? ¿Qué hay que merezca tanto esfuerzo, tantas vidas sacrificadas?”El dragón, un gigante milenario, orgulloso como todos los de su especie de su fuerza y su inteligencia, ha descubierto al intruso. Rabioso se dispone a cargar contra un enemigo al que creía vencido, pero llegara tarde. Y lo sabe. Al igual que yo. Él ha ganado.
Ya esta abriendo el cofre, y lo primero que refleja su cara es... incredulidad.
“Nada. El cofre esta vacío. No hay nada dentro de él.”
Y, entonces, comprendí.
Estaba sólo, ahí arriba, con el objeto por el que todos los que luchaban a mis pies mataban y morían en ese mismo instante, con el objeto de deseo de todos esos hombres, enanos y elfos, que llevaban años, siglos, quizá milenios tratando de adquirir. Ninguno sabia que contenía, pero todos lo querían. Tenia el poder en mis manos, y descubría que ese poder era solo ilusorio. Veía como la lucha se detenía, todos dejaban las armas, las tiraban al suelo en lo que se había convertido en una batalla campal, hombres contra medianos, enanos contra elfos, y todos contra el dragón. Por su tesoro. Y todos me contemplaban. No importaban sus creencias, no importaban sus convicciones, ni el entrenamiento recibido. No importaba que fueran de razas diferentes, ni que se odiasen con todas sus fuerzas. Todos me miraban. Incluso el dragón, ese ser majestuoso, capaz de vencer a un ejército el solo, me miraba.
Y entonces, en menos de lo que se tarda en construir una imagen mental del propio hogar, en ese tiempo que media entre lo pensado y lo expresado, en esa fracción de segundo en la que las cosas del mundo se detienen y el cosmos deja de girar, comprendí.Y, entonces, comprendió.